LA DEUDA DE SANCHO I A FERNÁN GONZÁLEZ
En el siglo X, Castilla estaba gobernada por condes independientes
del reino de León. Según una falsa leyenda, el rey leonés Sancho I El Craso pidió
ayuda al conde castellano Fernán González en su lucha contra una insurrección
apoyada por los moros. Fernán González acudió en su ayuda y salió victorioso,
pero Sancho se mostró reacio a agradecérselo.
Tiempo después, le convocó y Fernán apareció a lomos de un
caballo blanco y con una bella ave de rapiña entrenado para la cetrería en su
mano. Al ver esos esplendidos animales, el rey leonés se encaprichó de ellos y
quiso comprárselos.
El conde castellano aceptó a cambio de mil monedas de oro. Sancho,
con graves problemas de dinero, estuvo de acuerdo con el precio, pero pidió
suspender el pago hasta un año después. Fernán no puso inconveniente en ello,
aunque no exigió que en el contrato constase que la deuda se duplicaría cada día
que pasase de ese plazo.
Pasaron cuatro años sin que Fernán reclamara el pago de la
deuda, pero por fin lo hizo. Sancho se vio entre la espada y la pared de
satisfacer una deuda de honor atestiguada por un documento escrito y la
imposibilidad de hacerlo porque la cifre se había hecho tan enorme que no había
dinero suficiente en todo el reino para pagarla.
Con esta situación, Fernán González pidió a cambio del perdón de la deuda la concesión de la independencia de Castilla, que el rey leonés no tuvo más remedio que aceptar.
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