JADE

El nombre de jade proviene del español “piedra de ijada” (piedra del costado).

Sus orígenes se remontan a la prehistoria. El ser humano conoce desde tiempo inmemorial esta piedra dura, de difícil tallado, en general, de color verde, aunque también puede ser blanquecina, rosada o morada.

En China, dode su uso es tradicional, se la emplea para confeccionar amuletos. El jade en la antigua China tuvo un uso muy peculiar, la música. Se colgaban en unas maderas y se golpeaban con un pequeño martillo de madera y así obtenían sonidos.

El “Piengc'ch'ing” (piedra sonora) era un instrumento que se utilizaba en China, consistía en 16 piedras colgadas en dos filas, en forma de L, todas de la misma medida y diferente grosor. Los diferentes sonidos dependían del grosor en el tallado de las piedras. Tan sólo era utilizado en ceremonias religiosas. Dicen que el emperador tocaba cada mañana este instrumento al despestarse. Si alguién que no fueran ellos tocaba el instrumento, se consideraba profanación.

En China y en Japón todavía hoy se piensa que tener como adorno una talla de jade en casa predispone a la calma, la tolerancia y la bondad a quienes viven en ella. Simboliza la virtud, la templanza y la buena disposición. En ambos países aún perdura la costumbre de intercambiarse regalos de jade después de una disputa como símbolo de reconciliación.

Es una piedra que predispone favorablemente el alma y favorece los impulsos bondadosos y tolerantes en momentos de crisis o dificultad. Su valor curativo es legendaio en Occidente, donde siempre se la ha utilizado contra la nefritis y otros problemas renales, las paperas y las enfermedades de la vesícula.

El yacimiento más importante de jade se encuentra en Birmania. Otros no tan importantes están en; China, México, Costa Rica, Venezuela, Alaska o Nueva Zelanda.