FISONOMÍA CABEZA Y LENGUA
La cabeza grande y redonda en todas partes indica una persona reservada, prudente en sus acciones, ingeniosa, discreta, constante y de recta conciencia.
La cabeza que tiene el cuello y la boca grandes y que mira al suelo, es señal de prudencia, reserva y genio pacífico, amante de sí mismo y constante en sus quehaceres.
La cabeza larga con el rostro igualmente largo y deforme, significa a una persona de poco sentido, ruin, muy necia, vano, crédulo, envidioso y que se complace con los chismes.
La persona que vuelve la cabeza a todas partes, es necia, vana, embustera, presuntuosa, voluble, de espíritu perverso, de mediana capacidad, algo liberal y que le encanta levantar calumnias.
El que tiene la cabeza grande con el rostro largo es sospechoso, muy violento, amante de lo bello, simple, poco delicado, intrépido y sin vergüenza ni pudor.
Cuando la cabeza es grande y carece de proporciones, teniendo la boca torcida y el cuello gordo, significa que la persona es sabia, prudente, reservada, ingeniosa, de juicio sólido, sincera y muy complaciente.
El que tiene la cabeza pequeña y la boca ancha y larga, es débil, come poco, ama la ciencia y no goza de mucho bienestar.
Una lengua suelta y que se mueve mucho al hablar, indica a una persona más necia que sabia, grosero de espíritu, perverso de juicio, crédulo y tan capaz del bien como del mal.
El que balbucea cuando habla es necio, soberbio, voluble, colérico aunque en ocasiones es servicial.
Quien tiene la lengua gruesa y áspera es prudente, malicioso, vano, desdeñoso, reservado, traidor. La lengua perfilada es de personas prudentes, ingeniosas, tímidas, crédulas y fáciles de llevar.
2 comentarios :
Los antiguos nos han dejado, Ana, auténticas perlas sobre sobre la lengua:
"Lingua dux pedis", la lengua es la guía de los pies.
"Lingua est maliloquax mentis indicium malae", la lengua maldiciente es indicio de mente malvada, Publio Siro.
"Lingua mali pars pessima servi", la lengua es la parte peor del esclavo ruin...
Mil bicos.
Profedegriego es que la lengua da para mucho, a veces hasta para mordérsela. Un beso.
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