LA JUSTICIA EN EL ANTIGUO EGIPTO
La justicia en el Antiguo Egipto era completamente democrática, ya que cualquier persona podía presentar una demanda, tanto pobres como ricos, hombres y mujeres.
El juez supremo era el Faraón, pero debido a sus responsabilidades solo actuaba en asuntos de violaciones de tumbas o frente a los acusados de alta traición contra el estado. El Faraón delegaba en el Visir, que también, con miles de cuestiones que atender delegaba su trabajo en los magistrados locales, quienes eran ayudados por consejos o tribunales formados por diferentes ciudadanos.
Para esclarecer los juicios se llevaban a cabo toda clase de investigaciones con el fin de comprobar si un individuo acusado era en verdad culpable o inocente y si se comprobaba que con esas pruebas era culpable, condenar al reo al correspondiente castigo.
Había casos que no era tan fácil conseguir las pruebas y trataban de conseguir la confesión con la tortura, que consistía en el apaleamiento con un bastón, existían tres modalidades; Badjana, Nadjana y Manini. Otra forma era interrogarlo a alguna divinidad el templo cuando esta salía en procesión, si se inclinaba era culpable, si retrocedía en su marcha, inocente.
Los castigos para una condena eran muy variados; apaleamientos, privarlo de sus posesiones, enviarle a trabajos forzados en las minas o las canteras, cortarle alguno de sus miembros como la nariz, las orejas, la lengua o las manos, empalados, o condenados a muerte.
A pesar de que todos los ciudadanos tenían derecho a los estamentos judiciales, la justicia no era igual para todos y algunos magistrados abusaban de su poder y se dejaban sobornar por los más poderosos.
El juez supremo era el Faraón, pero debido a sus responsabilidades solo actuaba en asuntos de violaciones de tumbas o frente a los acusados de alta traición contra el estado. El Faraón delegaba en el Visir, que también, con miles de cuestiones que atender delegaba su trabajo en los magistrados locales, quienes eran ayudados por consejos o tribunales formados por diferentes ciudadanos.
Para esclarecer los juicios se llevaban a cabo toda clase de investigaciones con el fin de comprobar si un individuo acusado era en verdad culpable o inocente y si se comprobaba que con esas pruebas era culpable, condenar al reo al correspondiente castigo.
Había casos que no era tan fácil conseguir las pruebas y trataban de conseguir la confesión con la tortura, que consistía en el apaleamiento con un bastón, existían tres modalidades; Badjana, Nadjana y Manini. Otra forma era interrogarlo a alguna divinidad el templo cuando esta salía en procesión, si se inclinaba era culpable, si retrocedía en su marcha, inocente.
Los castigos para una condena eran muy variados; apaleamientos, privarlo de sus posesiones, enviarle a trabajos forzados en las minas o las canteras, cortarle alguno de sus miembros como la nariz, las orejas, la lengua o las manos, empalados, o condenados a muerte.
A pesar de que todos los ciudadanos tenían derecho a los estamentos judiciales, la justicia no era igual para todos y algunos magistrados abusaban de su poder y se dejaban sobornar por los más poderosos.
2 comentarios :
Los castigos ern un poco atroces...
Respecto a la justicia y a los abuso de poder no hemos avanzado mucho...
Parece que para eso de los abusos no ha pasado el tiempo. Un beso.
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