LA MUERTE DE MAXIMILIANO DE HABSBURGO
Maximiliano de Habsburgo fue ejecutado en Querétaro, junto
con Miramón y Mejía, el 19 de junio de 1867. De su muerte dio fe su médico
particular Samuel Basch. Según la autopsia, cuatro balas entraron en el pecho y
cuatro en el abdomen, además de un tiro de gracia en el corazón.
La primera vez que lo embalsamaron lo hizo el doctor Vicente
Licea, quien fue llevado a juicio por querer sacar provecho con las
pertenencias del emperador Maximiliano.
El cadáver fue trasladado a la Ciudad de México y depositado
en el templo de San Andrés, donde se le practicó un segundo embalsamamiento. El
presidente Juárez visitó el cadáver una vez. El gobierno mexicano entregó el
cuerpo al representante del gobierno de Austria.
Cuando fue entregado a la familia lo enterraron en la cripta
imperial de Viena, también conocida como Cripta de Capuchinos. Los documentos
que certifican su muerte se encuentran en el Centro de Estudios de Historia de
México-Carso.
Como casi todas las historias existe una segunda versión de
los hechos:
Está leyenda dice que Maximiliano de Habsburgo no murió
fusilado en el cerro de las Campanas el 19 de junio de 1867. Que, de acuerdo
con el pacto masónico, un masón no puede matar a otro masón, y Juárez no tuvo
más remedio que perdonarle la vida.
Maximiliano, salió de México y se estableció en El Salvador
con el nombre de Justo Armas, en donde murió en el siglo XX.
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