ECONOMÍA EN FLORENCIA EN EL SIGLO XIII
El poder económico en Florencia empezó a desarrollarse
durante el siglo XIII y expansionándose a lo largo del XIV. Estaba orientado
hacia la industria de la lana, el comercio de tejidos y otros productos, y las
operaciones bancarias.
En la industria no era el maestro artesano el que disponía
cuáles debían ser los precios, sino el capitalista que vendía las mercancías al
comprador. El empresario no tenía nada que ver con la producción, pero todas
las decisiones eran tomadas por él. Durante
1338 eran empleados 30 000 personas, de las 90 000 que constituían la población
total de Florencia.
Los industriales de la ciudad tenían también el monopolio
del comercio de sus productos, además de trabajar con artículos importados. Este
tipo de comercio estaba organizado a gran escala, con amplios programas de
compra y venta en el extranjero, y una enorme red de contactos que abarcaban la
mayor parte del mundo cristiano y del islámico. En todas las ciudades
importantes, sobre todo en Inglaterra, Francia y Flandes, tenían los mercaderes
de Florencia sus agencias y sucursales.
Expertos en finanzas tanto como en comercio, adoptaron la moneda
oro y, gracias a su constante reserva, el florín desplazó a las piezas de plata
como moneda internacional en el mercado mundial.
Las oficinas comerciales de las industrias florentinas
diseminadas por toda Europa eran a la vez bancos de cambio. Todo era manejado
por las mismas manos; producción, comercio y préstamos.
También incrementaron su riqueza con la adquisición de extensas
propiedades en el campo, elevando su prestigio, al tiempo que colocaban sus
capitales de la única forma segura posible en tiempos de crisis.
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