Que dure lo que tenga que durar.
Que dure meses, días o años,
que dure una vida entera,
que dure la eternidad,
que dure un segundo,
que dure un susurro…
Pero que se sea contigo
Mario Benedetti
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BOMBAS HORMONADAS |
El Ejército de los Estados Unidos pensó y llegó a realizar
estudios para fabricar una bomba que provocara la homosexualidad en el enemigo
con el fin de minar la moral y la disciplina de sus tropas. La idea era crear unas
bombas que lanzaran agentes químicos capaces de alterar las hormonas y hacer
que los soldados se sintieran atraídos entre sí, hasta el punto de que se
olvidaran de donde estaban y solamente se dedicaran a flirtear con sus
compañeros.
El proyecto se presentó al Pentágono en 1994, contaba con un
presupuesto previsto de 7,4 millones de dólares para el desarrollo y producción
masiva durante seis años de esta bomba.
En 1994 el Laboratorio Wright de las Fuerzas Aéreas de los
Estados Unidos, en Ohio, realizó una propuesta de tres páginas con una serie de
posibles armas químicas no letales, que terminaría en manos del Proyecto
Sunshine gracias a una petición de documentos oficiales basada en la Ley de
Libertad de Información.
En una frase del documento se sugiere que un afrodisíaco
fuerte podría ser lanzado sobre tropas enemigas con una sustancia que produjera
comportamientos homosexuales. Fue descrita como “desagradable pero completamente
no letal”. En la sección “Nuevos descubrimientos necesarios”, el documento
reconoce que no existían, ni existen, productos químicos de este tipo.
El documento también incluye otras ideas, como rociar a las
tropas enemigas con feromonas de abejas y luego esconder muchas colmenas en el
área de combate, o rociar a los enemigos con una sustancia que provocara halitosis
o mal olor, para hacerlos fácilmente reconocibles.
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SALTAMONTES |
Los saltamontes se parecen a las langostas y a los grillos. Son
insectos del orden de los ortópteros, no son migratorios y suelen vivir solos, emparejándose
solo para reproducirse. Su abdomen es alargado, las hembras tienen ovipositor
para poner huevos, patas frontales cortas y potentes patas posteriores que les
permiten dan grandes saltos, dos pares de alas y antenas cortas.
Su sistema nervioso está controlado por ganglios, una serie
de células nerviosas distribuidas por todo el cuerpo, aunque las más
importantes están en la cabeza. Los ganglios reciben información de las
antenas, las sensilias (pelillos externos) y los cercos (apéndices pares en la
parte posterior).
El oído se compone de órganos timpánicos, una serie de
membranas extendidas sobre un marco con un saco de aire posterior y neuronas
sensoriales.
Los saltamontes son herbívoros y comen hierba, plantas y
hojas que desgarran con las mandíbulas. La comida es digerida en tres agallas:
el estomodeo, el mesentero y el proctodeo, que van de la parte frontal hacia el
recto respectivamente. La comida se descompone gracias a varias enzimas,
incluyendo amilasa, proteasa, lipasa e invertasa. El tamaño y la forma del abdomen depende de la
edad y el sexo, el de las hembras es más grande que el de los machos.
La reproducción es un proceso largo, tarda 9 meses, las hembras entierran los huevos a una o dos pulgadas de profundidad. Existen unas 11 000 especies de saltamontes en todo el mundo, suelen vivir en selvas tropicales y llanuras pastizales.
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ECONOMÍA EN FLORENCIA EN EL SIGLO XIII |
El poder económico en Florencia empezó a desarrollarse
durante el siglo XIII y expansionándose a lo largo del XIV. Estaba orientado
hacia la industria de la lana, el comercio de tejidos y otros productos, y las
operaciones bancarias.
En la industria no era el maestro artesano el que disponía
cuáles debían ser los precios, sino el capitalista que vendía las mercancías al
comprador. El empresario no tenía nada que ver con la producción, pero todas
las decisiones eran tomadas por él. Durante
1338 eran empleados 30 000 personas, de las 90 000 que constituían la población
total de Florencia.
Los industriales de la ciudad tenían también el monopolio
del comercio de sus productos, además de trabajar con artículos importados. Este
tipo de comercio estaba organizado a gran escala, con amplios programas de
compra y venta en el extranjero, y una enorme red de contactos que abarcaban la
mayor parte del mundo cristiano y del islámico. En todas las ciudades
importantes, sobre todo en Inglaterra, Francia y Flandes, tenían los mercaderes
de Florencia sus agencias y sucursales.
Expertos en finanzas tanto como en comercio, adoptaron la moneda
oro y, gracias a su constante reserva, el florín desplazó a las piezas de plata
como moneda internacional en el mercado mundial.
Las oficinas comerciales de las industrias florentinas
diseminadas por toda Europa eran a la vez bancos de cambio. Todo era manejado
por las mismas manos; producción, comercio y préstamos.
También incrementaron su riqueza con la adquisición de extensas
propiedades en el campo, elevando su prestigio, al tiempo que colocaban sus
capitales de la única forma segura posible en tiempos de crisis.