20 de enero de 2025

LA REBELIÓN DE LOS BÓXERS

 

El detonante de la rebelión de los Bóxers, la célebre revuelta xenófoba desatada en China en la primavera de 1900, cuyo episodio más famoso, el asalto a las legaciones extranjeras de Pekín, se vivió entre el 22 de junio y el 15 de agosto fue la noticia, llegada desde Estados Unidos, de que una firma neoyorkina había enviado a Pekín una comisión de expertos para estudiar la demolición de la Gran Muralla, como símbolo de la apertura china al comercio y el intercambio con el mundo.

La noticia, que causó un gran rechazo nacionalista en toda China, no era más que una mentira inventada por cuatro periodistas: Al Stevens, Jack Tournay, John Lewis y Hal Wilshire. Eran representantes de los cuatro principales diarios de la ciudad de Denver que enviados por sus jefes a realizar un reportaje sobre hoteles y estaciones de ferrocarriles, acordaron inventarse la exclusiva de la estancia de los miembros de la comisión de estudio en Denver, rumbo a la costa oeste, donde se embarcarían hacia China.

Al día siguiente, los cuatros periódicos publicaron en portada la falsa exclusiva de los planes para el derribo de la Gran Muralla y esta noticia, a través de las agencias, se distribuyó por todo el mundo, contribuyendo a poner nerviosos de los ultranacionalistas chinos.

La rebelión causaría más de cien mil muertos en una terrible ola de represión en todo el país.

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