CORALES
El coral parece y actúa como una planta, pero en realidad
son pólipos, una colonia de animales de la familia de las anémonas marinas. Cada
pólipo se adhiere al arrecife y construye un esqueleto de carbonato de calcio
para protegerse. Las nuevas generaciones de pólipos siempre se adhieren a los
esqueletos de las anteriores.
Los corales tienen tentáculos en múltiplos de 6 colocados en
un anillo. Los tentáculos tienen células punzantes llamadas nematocistos que
usan para atrapar zooplancton. Los nematocistos pueden dispararse solo una vez
y luego tienen que ser reemplazados.
Los pólipos solo tienen un orificio que va hacia el estómago,
por ahí entra y sale comida. El pólipo se pega al arrecife con el disco basal,
que es un anillo calcificado que tiene músculos que el pólipo puede usar para
retirarse ante una amenaza.
Cuando el coral crece le sale un esqueleto calcificado. Con el
tiempo se forma un nuevo disco basal más arriba y la sección inferior se
calcifica por completo.
Las zooxantelas son bacterias fotosintéticas que viven en el
tejido de los pólipos. Atrapan la luz solar y proporcionan el 90 % de la
energía que necesita el coral. A cambio, el pólipo les proporciona nitrógeno y
dióxido de carbono.
Una cabeza de coral es una colonia de pólipos clonados, genéticamente
idénticos. Están conectados entre sí por una capa de tejido que permite el
intercambio de productos metabólicos entre los pólipos.
Los esqueletos de coral son rugosos para incrementar la
turbulencia que ayuda a que circulen los nutrientes y evita que el agua se
estanque y ahogue a los pólipos.
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