SIN PATENTE
Eli Whitney (1765-1825) inventó la desmotadora de algodón en
1793, pero no ganó dinero con su invento porque no lo había patentado. Algo parecido
le pasó, de forma voluntaria, al farmacéutico y químico John Walker, pensó que
un instrumento tan importante debía ser propiedad pública y, además, que él no
era un auténtico inventor y nunca patentó su invento de 1826; las cerillas de
fricción.
Wilhelm Konrad Roentgen descubrió los rayos X en 1895, con
ello se inició una revolución científica, se negó por razones éticas a permitir
que los rayos llevaran su nombre y a solicitar la patente para su
descubrimiento, porque le parecía indigno obtener ganancias económicas de él. Debido
a ello, a pesar de haber ganado un premio Nobel por su descubrimiento murió
pobre.
Rudolf Diesel (1858-1913) un ingeniero alemán, aunque nacido
en París, interesado en las técnicas de refrigeración de motores, inventó un
sistema que utilizaba amoniaco supercalentado, en lugar del vapor de agua que
se venía usando hasta entonces, por lo que consiguió de ese modo cuadriplicar
la presión resultante y, por tanto, el rendimiento potencial de los motores. Muchos
se aprovecharon de sus avances, pero no estuvo entre ellos el propio Diesel,
que no había patentado el invento. Arruinado y desesperado, después de muchos
intentos de construir motores diésel eficaces, desapareció en una travesía del
Canal de la Mancha, donde se supone que se suicidó arrojándose a sus aguas. También
existe otra teoría sobre su muerte, cuentan que puede que fuera asesinado por
agentes alemanes para que sus inventos no se divulgasen.
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