DISPUTAS POR EL MEDITERRÁNEO
Alrededor del año mil, dos potencias se disputaban el Mediterráneo:
el imperio Bizantino y el islam, que estaba compuesto por el califato abasí de Bagdad,
el omeya de Córdoba y el fatimí-chií de Egipto. Ninguna derrotó a la otra.
Aquel año fue el período en el que el islam impuso su poder
en todo el Mediterráneo. Sus barcos de dos mástiles y velas triangulares
dominaron el comercio en varios mares y sobre todo el Mediterráneo, que en sus
orillas se levantaban las bases navales de Egipto, Creta, Túnez y Siria. Las flotas
navales y comerciales de la Media Luna hicieron retroceder a las de
Constantinopla.
A partir del siglo XI, la pelea entre bizantinos y
musulmanes se vio alterada por el Occidente latino, a cuya delantera se colocó
la península italiana.
A mediados del siglo XI, el papado romano puso en marcha la Reforma
Gregoriana, en honor al papa Gregorio VII, que aportó unas organizaciones
eclesiásticas firmes que ayudaron a cubrir las aspiraciones marítimas de los
italianos. El comercio se desarrolló y se fortificó la expansión por el
Mediterráneo. A partir de entonces, fueron tres las potencias que se enfrentaron:
el islam, Bizancio y el mundo latino de Occidente.
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