LAS MALDADES DE STALIN
El dictador soviético Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, más conocido como Stalin trataba a su primogénito Yäkov, con tal dureza que de
joven intentó suicidarse. Sobrevivió, pero Stalin se desentendió del asunto: “No
sabe ni apuntar bien”, dijo. Yäkov formó parte del Ejército Rojo y fue
capturado en la Segunda Guerra Mundial. Los alemanes propusieron un trueque de
prisioneros, él en lugar del mariscal Friedrich Paulus. Stalin rechazó la
oferta. Se mató lanzándose contra la alambrada electrificada del campo de
concentración.
El brutal régimen de Stalin provocó la hambruna en todo el
país, llegando a morir más de 10 millones de personas.
En la madrugada del 2 de marzo de 1953 Stalin sufrió un
ataque. A pesar de ser el hombre más poderoso de Rusia, reposaba desvalido,
solo y empapado en su propia orina hasta las 10 de la noche. Fue el reino del
terror que él mismo había construido lo que puso el último clavo a su ataúd,
pues sus guardas estaban aterrados de entrar en su habitación sin su permiso.
Fue el culpable de que muchos derechos humanos básicos
desaparecieran bajo Stalin. Se eliminó cualquier tipo de religión a través de
la educación atea, propaganda antirreligiosa y leyes discriminatorias. Destruyó
iglesias, mezquitas y templos de cualquier tipo. Cualquiera que pudiera ser
relacionado con la religión corría el riesgo de que lo ejecutasen, como les
ocurrió a los miles de sacerdotes y monjas que fueron asesinados por sus
órdenes.
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