25 de febrero de 2010

LOS HOMOIOI

En Esparta los homoioi (iguales) eran hijos de espartiatas mayores de treinta años que gozaban de plenos derechos políticos y civiles.

Para llegar a ser un homoiois se debía superar un duro y largo adiestramiento (agogé), proceso que comenzaba a los siete años y cuya pretensión era inculcar a los jóvenes una extremada disciplina, obediencia y combatividad.

Terminado este periodo de aprendizaje, los nuevos homoioi se integraban en el ejército y accedían a un trozo de tierra (klêros) que cultivarían sus hilotas (esclavos comunitarios).

Más tarde se casarían con una mujer de su misma condición social para tener el máximo número de hijos, siempre que fueran sanos. Cuando nacía un varón, el padre lo presentaba a los ancianos de la tribu para que le hicieran un examen. Si el bebé era enclenque o deforme era arrojado por una sima de la sierra de Talgeto.
Esto era una ley de Licurgo para conseguir que todos los ciudadanos espartanos se convirtieran en perfectos guerreros.

Todo espartiata que hubiera superado el agogé era, un hoplita. Su magnífico armamento, lo procuraba el Estado, y destacaban por su excelente preparación tanto física como mental. Como el trabajo de los hilotas les mantenía, ellos se dedicaban a tiempo completo a realizar gimnasia, practicar el manejo de las armas y preparar las estrategias bélicas.

El código de honor inculcaba como lo más vergonzoso, ser un cobarde. Si alguno de ellos huía en combate era tachado de cobarde y, por eso, se le cosían parches de colores sobre su capa púrpura, se le rechazaba en los banquetes comunitarios, se le retiraban sus derechos cívicos y perdía toda posibilidad de casarse con la hija de un homoiois.

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