S'ESTANY PUDENT (LEYENDA BALEAR)
Una vieja historia, en Formentera, explica la génesis de la gran laguna, que hasta hace más de un siglo eran de aguas encharcadas y fétidas, que se conoce con el nombre de S'Estany Pudent.
Hace muchísimos años, sobre la vasta superficie que hoy ocupa el estanque, vivía una familia, la más rica de Formentera, que contaba con algo de incalculable valor; manantiales de agua dulce, tan escasa como necesaria en la isla.
En la casa, administrando la finca, vivían sus propietarias, una madre y sus dos hijas, cuya existencia discurría sin contratiempos, en un ambiente amable y feliz. Pero murió la madre y, contra todo lo esperado, en su testamento se explicitaba que la hacienda pertenecía, desde entonces, a las dos hijas por partes iguales. Aquella decisión, fue el principio de un final de tragedia.
Las dos herederas parecían competir en desidia hacía la finca, nada les importaba la casa ni las tierras, las cosechas se perdían, el ganado vagaba por los abandonados pastos y la casa llegó a tener un aspecto de desolación y ruina. En su lucha por agotar la paciencia de la otra, las hermanas se habían convertido en enemigos irreconciliables y, condenadas a soportarse bajo el mismo techo.
La situación llegó a su limite cuando, en el transcurso de una de aquellas disputas, una de ellas, vomitando odio, le espeto a la otra:
-¡Así os hundáis tú y tu maldita hacienda!
-¡Lo mismo te deseo a ti!
Y en aquel momento, una ola gigantesca, inmensa, se levantó del cercano mar y, cayendo sobre la casa y las tierras, lo anego todo, originando una laguna en cuyo fondo fue pudriéndose, poco a poco, la hacienda.
Según cuentan así fue como nació S'Estany Pudent, en la parte de Tramontana, muy cerca del puerto de la Savina. Durante siglos, sus aguas espesas y malolientes, fueron cobijo de aves migratorias como garzas y flamencos, y en ocasiones, foco de epidemias.
Don Basilio Carrasco, obispo de Ibiza, fue quien hizo comunicar el estanque con el mar, devolviendo la vida a aquellas aguas. Hoy, además de la importante producción de sal que se obtiene en sus orillas, una rica variedad de peces ha proliferado en el estanque.
Algunos hasta se atreven a entrar por las ventanas de una edificación, visible claramente bajo las aguas, o juguetean con los chorros de agua dulce de los manantiales que, desde siempre, siguen allí y, en ocasiones, hasta afloran sobre la superficie de la laguna.
0 comentarios :
Publicar un comentario