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tema FOTOS , HISTORIAS CON HISTORIA , MALLORCA , MIS HISTORIAS
Ferdinand Waldo Demara Jr. (1921-1982) fue en diferentes etapas
de su vida, cirujano, profesor, oficial de la Marina, funcionario de prisiones,
celador de hospital, abogado, editor e investigador médico. También se hizo
pasar por monje trapista y benedictino.
Era un personaje u otro según la situación en la que se encontrase,
casi siempre utilizando la identidad de otras personas. Falsificaba todo tipo
de documentos, por lo que se ganó el mote de “El Gran Impostor”.
Llegaba a la perfección en casi todos los trabajos que
realizaba. Los que lo conocieron recuerdan su elevado coeficiente intelectual y
su memoria fotográfica.
Su mentira más intrépida fue también su destrucción. Durante
la guerra de Corea, asumió la identidad del médico Joseph Cyr. En el año 1951
trabajó durante unos meses en el destructor Cayuga. Practicó la cirugía con la
ayuda de un libro de texto, llegando a realizar una delicada operación para
extraer una bala del pecho a un soldado.
Salvó 13 vidas y se le consideró un héroe hasta que la prensa
lo desenmascaró. Su vida fue llevada al cine con el título de “El Gran Impostor”,
en la que Tony Curtis hace el papel de Demara.
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Los guerreros aztecas vestían ropas que reflejaban su grupo
militar. Cuanto más decoradas estaban, más condecorado era el guerrero; los
guerreros jaguar llevaban pieles enteras de jaguares. Los águila, plumas de este
pájaro.
El atlatl era un dardo largo montado sobre una pieza de
madera más larga, que se lanzaba mediante un propulsor con una velocidad y
alcance devastadores de hasta 180 metros. Como era más fuerte y rápido que una
flecha, resultaba demoledor para los demás nativos, pero bastante limitado contra
las armaduras de los españoles.
El macahuitl era un arma de lucha cuerpo a cuerpo, usada
como un garrote, que consistía en una vara de roble tachonada de pedernal o
roca volcánica. Según se dice era lo bastante fuerte como para decapitar a un
caballo de un solo golpe.
La ciudad estaba conectada con el continente mediante
carreteras elevadas que se dirigían al norte, sur y al oeste. Estas carreteras
elevadas tenían puentes que permitían a las canoas pasar libremente por debajo
y los puentes se podían retirar para defender la ciudad. Aunque estaban
horrorizados por los sacrificios humanos, los conquistadores también quedaron
impresionados por el gran tamaño de la ciudad.
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A mediados del siglo XIX la cirugía experimentó una gran
revolución. Surgieron muchas nuevas ideas, como por ejemplo la elaboración de
protocolos de intervención o la higiene, y se desarrolló instrumental para la
práctica quirúrgica. Durante esos años surgieron muchos médicos hoy famosos por
sus aportaciones a la medicina.
El doctor Robert Liston se labró una sólida reputación en
Londres por su habilidad para realizar amputaciones en 30 segundos o menos. Era
considerado como uno de los cirujanos con más talento del país por la rapidez,
con la que terminaba la intervención, lo cual, además ayudada a reducir el
trauma sufrido por el paciente.
Sin embargo, la rapidez a veces incluía falta de cuidado. En
una ocasión, Liston estaba realizando la amputación de una pierna con la
intención de batir su propio récord de tiempo. La prisa hizo que tuviese una
serie de errores muy graves:
Serró los testículos del paciente, le cortó la mano a su ayudante y le calvó un cuchillo en el estómago a un espectador.
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