PLANES DE DEFENSA EN UN CASTILLO MEDIEVAL
Los castillos medievales tenían planes de defensa para
evitar en lo posible los asedios del enemigo.
En primer lugar, solían enviar “espías” para informar sobre
los puntos débiles del castillo. Para evitar
que se infiltrasen enemigos, lo mejor era llevar un registro exhaustivo de los
que entraban y salían por las puertas.
Para saber si estaban excavando fuera del castillo, lo mejor
era colocar un pote de agua cerca de las murallas. Se formarían ondas si estaba
teniendo lugar alguna actividad bajo los cimientos.
Las murallas de un castillo estaban diseñadas para
protegerlo de un asedio. Eran necesarias almenas que daban a los arqueros la
posibilidad de disparar sin quedar expuestos. También se necesitaban torres
para la guarnición. Una barbacana a la entrada era una defensa mortífera ante
visitantes indeseados.
Cuando el enemigo había penetrado las murallas externas,
había que retirarse a la torre del homenaje, el sitio más seguro para esperar
hasta que llegara ayuda.
Un ejército que estaba asediando una plaza resultaba
vulnerable por la retaguardia. Si los refuerzos atacaban allí, era factible
acabar con el atacante de una vez por todas.
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