HUELLAS DACTILARES
Aunque los babilonios, en el período del 2000 a 1000 a. C.,
presionaban las yemas de los dedos en arcilla para registrar transacciones
comerciales y, en la antigua China, las huellas de los pulgares eran utilizadas
para firmar, no fue hasta el siglo XIX que se empezó a utilizar las huellas
dactilares para combatir el crimen.
Sir William Herschel, un magistrado jefe de la India, en 1858, obligaba a los
ciudadanos a plasmar sus huellas en los acuerdos de negocios para evitar el
fraude. Rápidamente la utilización de registros de huellas dactilares se
extendió.
En 1880 el médico Henry Faulds publicó un artículo en el que
analizaba la utilización de este medio para identificar personas y, doce años
después, el oficial de la policía argentina Juan Vucetich fue el primero en
usar las huellas dactilares para atrapar delincuentes.
En 1896 Sir Richard Henry desarrolló un sistema de
clasificación que permitía agrupar y ordenar las huellas; Scotland Yard lo
adoptó en 1901.
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