MALDICIONES DE LOS FARAONES
En Egipto, desde el Antiguo Imperio, se encuentran en las tumbas, sobre las paredes de las pirámides y en papiros, amenazas y maldiciones contra de los ladrones de tumbas, o de los visitantes con malas intenciones.
Antes que nada, el formulario enuncia el delito:
“Todas las personas que hicieran cualquier cosa contra esto, y que hicieran algo inconveniente contra este lugar o que borrasen las inscripciones existentes aquí”.
Otras fórmulas ponían en guardia a los habitantes contra la tentación de apropiarse de las tumbas ajenas, este acto era considerado “un crimen que los dioses no perdonarán jamás a aquellos que lo cometan”.
Un documento funerario de la XVII dinastía dice:
“Me apoderé de él como un pájaro, haré que todos los humanos que hay sobre la tierra teman a los espíritus que están en el Amenti, cuando les haya aterrorizado el fiel guardián del auténtico Neken”.
Una estela de la XVIII amenaza al ladrón con toda clase de tormentos en el presente y en el futuro:
“Fuera, pues, todo enemigo que hiciese un acto hostil contra esta tumba o contra lo que contiene, que estropease sus inscripciones, que destruyese la estatua de la montaña de Siout; su vida será perturbada por crueles enfermedades, sufrirá hambre, sed, mordeduras de los animales, no se le prestará ayuda cuando se halle en peligro; su nombre no será honrado entre los hombres; su recuerdo no permanecerá junto a aquellos que estén en la tierra; no tendrá ceremonias el día de su muerte; no se le hará la libación del agua; las ofrendas no vendrán a llenar su tumba; no seguirá a Osiris en su periplo celeste y su tiempo sobre la tierra no se cumplirá”.
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