¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO Y QUE EL 2008 SEA EL MEJOR AÑO DE NUESTRAS VIDAS!!!
31 de diciembre de 2007
30 de diciembre de 2007
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ALGUNOS DIOSES EGIPCIOS |

Estos son algunos de los dioses:
AMÓN Y RA:Ra, dios del sol creó el mundo, gracias a su poder, las aguas del Nun no se sumergieron en el Universo. Amón era su doble, a partir del Imperio Nuevo, sus dos nombres están asociados.
ANUBIS:Chacal u hombre con cabeza de chacal, ayudó a Isis a embalsamar a Osiris. Acogía a los difuntos, presidía su embalsamamiento y conducía su alma hasta el tribunal de Osiris.
APÍS:
Este dios toro simboliza la fuerza, la fecundidad y el renacimiento. Era adorado en Menfis, donde se le consagro un gran templo.
BES:
Este curioso dios, enano y barbudo, protegía a las madres que daban a luz. Llevaba la alegría de vivir al hogar y ahuyentaba a las bestias peligrosas y a los malos espíritus.
HAPY:
Le rezaban los egipcios para que la crecida del Nilo fuera buena. Llevaba una corona de papiro o loto.
HORUS:
Hijo único de Osiris y e Isis, aparece como un halcón o un hombre con cabeza de halcón. Su ojo, en forma de amuleto, es considerado símbolo de protección.
KHNUM:
Este dios con cabeza de carnero, moldeaba a los hombres en su torno. Venerado como el dios de los obreros de la tierra, estaba vinculado a la crecida del Nilo y al limo fértil.
OSIRIS:
Al ser revivido por Isis, Osiris se convirtió en dios del más allá y del reino de los muertos.
PTAH:
Dios de los artistas y de los orfebres. En Menfis se le consideraba el creador del mundo.
SETH:
Hermano celoso de Osiris, de noche, ayudaba a Ra en su viaje, de día, reinaba sobre los desiertos.
SOBEK:
Dios con cabeza de cocodrilo que reinaba sobre ríos y pantanos. Simboliza la fertilidad y la fecundidad.
THOT:
Dios con cabeza de ibis, que inventó la escritura. Divinidad del saber, de los escribas y de la luna.
29 de diciembre de 2007
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LAS ALDEAS EN EL ANTIGUO EGIPTO |
Tanto en la ciudad como en el campo, los egipcios más pobres vivían en pequeñas casas de un solo piso que daban a un patio, el techo plano, solía ser una terraza. Los muros eran de adobe, y las jambas y el dintel de las puertas y ventanas eran de piedra, en la entrada había una puerta de madera.
Para evitar que entrara el calor, las ventanas eran pequeñas y no tenían cristales, solo barrotes de madera. Una abertura en el techo permitía la circulación de aire fresco. La terraza, a la que se accedía por una escalera exterior, estaba cubierta con ramas de palmera.
En la planta baja, la casa tenía dos o tres habitaciones, las paredes se encalaban de blanco y el suelo era de tierra batida. Tenían muy pocos muebles, baúles de madera o mimbre para guardar la vajilla de barro y, a veces, una silla o un taburete de madera con asiento trenzado. Dormían sobre esteras de caña en el suelo o en una banqueta de adobe.
Los egipcios pasaban la mayor parte del tiempo fuera de casa, cocinaban en el patio, en un horno de arcilla en forma de cono. La terraza se usaba para almacenar el grano y como lugar de descanso, incluso dormían allí por las noches cuando el calor era insoportable.
Para evitar que entrara el calor, las ventanas eran pequeñas y no tenían cristales, solo barrotes de madera. Una abertura en el techo permitía la circulación de aire fresco. La terraza, a la que se accedía por una escalera exterior, estaba cubierta con ramas de palmera.
En la planta baja, la casa tenía dos o tres habitaciones, las paredes se encalaban de blanco y el suelo era de tierra batida. Tenían muy pocos muebles, baúles de madera o mimbre para guardar la vajilla de barro y, a veces, una silla o un taburete de madera con asiento trenzado. Dormían sobre esteras de caña en el suelo o en una banqueta de adobe.
Los egipcios pasaban la mayor parte del tiempo fuera de casa, cocinaban en el patio, en un horno de arcilla en forma de cono. La terraza se usaba para almacenar el grano y como lugar de descanso, incluso dormían allí por las noches cuando el calor era insoportable.
Conseguían luz mediante una lámpara de aceite compuesta de una copela, donde se sumergía una mecha de lino, como la madera era muy escasa, en invierno utilizaban boñigas de animales secas para calentarse, que ardían en un hogar de ladrillo.
La búsqueda de agua era una tarea reservada a las mujeres, la recogían en pozos o depósitos de piedra, usando cántaros de barro. Realizaban este cansado trabajo al final del día, cuando disminuía el calor.
Los aldeanos tomaban tres comidas al día, el pan y la cerveza eran la parte más esencial de su alimentación. Cebollas, lechugas, frutas, leche de oveja, algo de pescado y menos carne enriquecían la dieta. Comían en torno a una mesa baja, y los alimentos se servían en cuencos de madera o barro, no había cubiertos, y se comía con las manos.
Los más afortunados poseían un huerto en el que cultivaban verduras y criaban animales domésticos, pero la mayoría de ellos no disponían de más ingresos que la parte de las cosechas que recibían a modo de salario.
Como el resto de egipcios, los más pobres también querían que su cuerpo se conservase tras su muerte, como el embalsamamiento era muy caro, inyectaban grasa y sal en los despojos del difunto, envolvían el cuerpo con un trapo de lino y lo enterraban en el desierto con algunos objetos familiares.
28 de diciembre de 2007
26 de diciembre de 2007
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S'ESTANY PUDENT (LEYENDA BALEAR) |
Una vieja historia, en Formentera, explica la génesis de la gran laguna, que hasta hace más de un siglo eran de aguas encharcadas y fétidas, que se conoce con el nombre de S'Estany Pudent.
Hace muchísimos años, sobre la vasta superficie que hoy ocupa el estanque, vivía una familia, la más rica de Formentera, que contaba con algo de incalculable valor; manantiales de agua dulce, tan escasa como necesaria en la isla.
En la casa, administrando la finca, vivían sus propietarias, una madre y sus dos hijas, cuya existencia discurría sin contratiempos, en un ambiente amable y feliz. Pero murió la madre y, contra todo lo esperado, en su testamento se explicitaba que la hacienda pertenecía, desde entonces, a las dos hijas por partes iguales. Aquella decisión, fue el principio de un final de tragedia.
Las dos herederas parecían competir en desidia hacía la finca, nada les importaba la casa ni las tierras, las cosechas se perdían, el ganado vagaba por los abandonados pastos y la casa llegó a tener un aspecto de desolación y ruina. En su lucha por agotar la paciencia de la otra, las hermanas se habían convertido en enemigos irreconciliables y, condenadas a soportarse bajo el mismo techo.
La situación llegó a su limite cuando, en el transcurso de una de aquellas disputas, una de ellas, vomitando odio, le espeto a la otra:
-¡Así os hundáis tú y tu maldita hacienda!
-¡Lo mismo te deseo a ti!
Y en aquel momento, una ola gigantesca, inmensa, se levantó del cercano mar y, cayendo sobre la casa y las tierras, lo anego todo, originando una laguna en cuyo fondo fue pudriéndose, poco a poco, la hacienda.
Según cuentan así fue como nació S'Estany Pudent, en la parte de Tramontana, muy cerca del puerto de la Savina. Durante siglos, sus aguas espesas y malolientes, fueron cobijo de aves migratorias como garzas y flamencos, y en ocasiones, foco de epidemias.
Don Basilio Carrasco, obispo de Ibiza, fue quien hizo comunicar el estanque con el mar, devolviendo la vida a aquellas aguas. Hoy, además de la importante producción de sal que se obtiene en sus orillas, una rica variedad de peces ha proliferado en el estanque.
Algunos hasta se atreven a entrar por las ventanas de una edificación, visible claramente bajo las aguas, o juguetean con los chorros de agua dulce de los manantiales que, desde siempre, siguen allí y, en ocasiones, hasta afloran sobre la superficie de la laguna.
25 de diciembre de 2007
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¿PARA QUÉ SERVÍA EL ARTE EN EL ANTIGUO EGIPTO? |

En los templos, los artistas encumbraban al faraón, lo representaban como un hombre joven, apuesto y poderoso, capaz de aniquilar a los enemigos de Egipto, y haciendo sus ofrendas a los dioses. Estas imágenes pretendían apoyar el carácter divino y el poder absoluto del faraón. Los artistas ilustraban el Libro de los Muertos, así mostraban a los difuntos los actos que debían cumplir para ser admitidos en el reino de Osiris.
Los egipcios creían que bastaba con representar los seres y las cosas para que fueran eternos, se esmeraban en reproducir con fidelidad los rasgos de los difuntos y los detalles de la vida diaria. Deseaban que la vida en el Más Allá fuera lo más agradable posible y embellecían la realidad. Nunca mostraron a los animales considerados peligrosos, como las serpientes o el hipopótamo, y si aparecían, reducían su poder maléfico atravesándolos con una lanza.
23 de diciembre de 2007
22 de diciembre de 2007
21 de diciembre de 2007
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LA LEYENDA DE ISIS Y OSIRIS |

Al volver Osiris de un largo viaje, Seth y sus cómplices organizan una fiesta en su honor, durante el banquete, Seth ordena traer un cofre que él había hecho fabricar, la propuesta es ofrecérselo a quien pueda introducirse dentro. Cuando Osiris penetra en su interior, Seth cierra la tapa y manda arrojarlo al Nilo. En lugar de hundirse en el río, el cofre flota a la deriva, llevado por la corriente y va a parar al Mediterráneo.
Isis, su esposa, parte en busca de su marido para darle una sepultura digna de un rey y halla su cuerpo en el puerto de Biblos, Seth al enterarse de la noticia se apodera del cuerpo de su hermano y lo corta en pedazos, que dispersa después. Movida por su amor, Isis reúne los fragmentos y, con la ayuda de Anubis, embalsama el cuerpo. Osiris recobra la vida, pero a partir de entonces ya no reinará en la tierra, sino en el reino de los muertos.
Seth sucede a su hermano a la cabeza de Egipto, sin saber que Osiris e Isis tuvieron un hijo Horus. Su madre oculta su existencia hasta que crece y es lo bastante fuerte para vengar el asesinato de su padre.
Horus pide al tribunal de los dioses, presidido por Ra, heredar el trono de su padre. El dios de la cabeza de ibis, Thot, defiende a Horus, pero Ra se pone de lado de Seth, quien por la noche le ayuda a luchar contra Apopis, (una terrible serpiente). Isis desea intervenir en favor de su hijo, pero Seth se lo prohíbe, ella burla la prohibición gracias a un complicado ardid, y logra que el tribunal se decante en favor de Horus, que finalmente se convierte en rey de Egipto, al igual que su padre.
Seth no acepta el juicio de los dioses y hace que él y Horus sean convertidos en hipopótamos, y sentencia: "El que permanezca tres meses bajo las aguas del Nilo será rey".
Isis hiere con un arpón a Seth, y Horus es reconocido rey. A partir de entonces, Ra confía a seth la tarea de ahuyentar a los malos espíritus.
19 de diciembre de 2007
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CABRERA |

Las cabras vivieron asilvestradas en la Isla hasta después de la Guerra Civil. Su extinción ha permitido la recuperación espontánea de especies vegetales que casi habían sido devastadas por las cabras. Cabrera esconde el paso del hombre desde la más remota antigüedad.
De la época talayótica hay restos arqueológicos importantes, que indican que fue un punto clave en el tráfico marítimo de la época clásica. Servía de refugio a navegantes cuando el mar arreciaba. Los restos de naufragios encontrados en la bocana del puerto natural indican que no es un buen sitio para resguardarse del viento de Tramuntana. Los sucesivos señores de la Isla, tuvieron que librar sangrientas batallas con la piratería que aspiraban a dominar el archipiélago.
La construcción del Castillo de Cabrera en el siglo XV tuvo como objetivo vigilar la entrada al puerto. La victoria española en la batalla de Bailén contra los franceses, en el año 1809, marcó un hito en la historia de Cabrera, entre seis y nueve mil franceses capturados en la contienda fueron confinados a esta Isla. El cautiverio duró cinco años.
Al principio se abastecía a los prisioneros, pero poco a poco la entrega de víveres desde Mallorca se fue espaciando hasta anularse, y subsistieron comiendo y bebiendo lo que podían, se dice que incluso hubo actos de canibalismo entre ellos.
Más de la mitad murieron antes de que, en 1814, fueran devueltos a su país mediante la firma del tratado que también permitió regresar a España a Fernando VII. Un monumento recuerda en Cabrera el penoso confinamiento de los soldados franceses.
A finales de siglo XIX Cabrera pasó a ser dominio de la familia Feliu. Estos y los anteriores señores de la Isla, la explotaron agrícolamente, cultivaron trigo y vid con muy malos resultados debido a las características del terreno, también criaron cabras, ovejas y cerdos.
El estado expropió Cabrera en el año 1916 a los Feliu por 362.148 pesetas, el motivo fue la reiterada violación del puerto durante la Primera Guerra Mundial por parte de los buques de guerra de los distintos países de la contienda.
Durante la Guerra Civil española se hicieron fuertes 400 anarquistas que desde aquí se lanzaron al ataque del ejército sublevado en Mallorca. Acabada la guerra, Cabrera siguió siendo zona militar y estuvieron allí guarnecidos unos cincuenta soldados y sus mandos, después se utilizó para maniobras militares con fuego real.
El 30 de abril de 1991 se declaró el Archipiélago de Cabrera Parque Nacional Marítima Terrestre, así, 10 mil hectáreas de mar y 18 islotes se convierten en el único Parque Nacional Marítimo Terrestre del Estado Español.
17 de diciembre de 2007
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LA VIÑA Y EL VINO EN EL ANTIGUO EGIPTO |
El vino era una bebida especialmente apreciada por los egipcios ricos. Su cultivo consistía en atar la vid a la parra y plantándolos en hoyos llenos de limo. Se regaba cada día y se fertilizaba con excremento de paloma.Al crecer la vid se incorporaba a una serie de estructuras de madera. Los viticultores vigilaban atentamente los racimos para mantener alejadas a las aves.
En julio y agosto, los vendimiadores arrancaban los racimos y los depositaban en una cesta que vaciaban en una tina de piedra. El prensado se efectuaba dos veces; primero los viñadores pisaban la uva con los pies, agarrándose a unas cuerdas colgadas sobre la tina para no resbalar, luego la pulpa era recogida y prensada en sacos de tela.
La fermentación requería dos operaciones; se dejaba el jugo al aire libre en tinajas abiertas y luego se vertía en ánforas largas y angostas, selladas con barro. Un escriba anotaba el año y lugar de la vendimia, la cepa a la que pertenecía la uva, la calidad del vino y el nombre del viñador.
Las mejores cosechas procedían del delta del Nilo y de los oasis más occidentales del país. Los dátiles, los higos, las granadas y las uvas eran las frutas preferidas para la obtención de vino.
Las jarras de vino eran colocadas como alimentos funerarios, en la tumba de Tutankhamon, faraón de la Dinastía XVIII, los investigadores descubrieron un ánfora que se conserva en el Museo Egipcio de El Cairo, esta ánfora está firmada por el vinicultor Khaa.
Un antiguo proverbio egipcio dice: "En el agua puedes ver reflejada tu cara, pero en el vino siempre aparece tu mejor cualidad".
16 de diciembre de 2007
15 de diciembre de 2007
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CULTURA DE CONTRABANDO |
El agreste litoral mallorquín, con el paso de los años, cedería el protagonismo de la piratería al contrabando.
El payés de la marina de Llucmajor sentía un verdadero placer en la peligrosa y emocionante tarea de escalar riscos y acantilados con un saco de más de 50 kilos de peso en la espalda y luego, en las largas noches de invierno junto al calor del hogar o en las tertulias de la taberna se ufanaba en el relato de sus aventuras.
Evidentemente, no todo se reducía al espíritu aventurero de un agricultor que, con mucho sudor, apenas sacaba unos kilos de grano de unos terrenos siempre resecos, el contrabando propiciaba unos ingresos inesperados a cambio de unas pocas horas de riesgo. El contrabando procedía de los grandes puertos del Mediterráneo y era frecuente que los tripulantes de las embarcaciones hicieran un pequeño tráfico por su cuenta y riesgo.
Una completa jerga, códigos y señales eran utilizados en las operaciones de desembarco. Antes de arrojar el género, se había convenido con la gente de tierra dos o tres escenarios, por si algo impedía el desembarco en el primero de ellos. Una luz que se movía en tierra era señal de "sucio", no era oportuno el intento. Cuando la embarcación se aproximaba a la costa, "hacía faroles", con el propósito de atraer la vigilancia hacía el lugar que, naturalmente, no era el escogido.
Una vez desembarcada la mercancía, se procedía a transportarla y ocultarla en el sitio apropiado, (cueva, casa de labor o escondrijo), en las cercanías de la costa. Se trataba de la operación más crítica de todo el proceso en la que debía actuarse con la máxima rapidez y astucia posible. El almacenamiento de la mercancía era tarea reservada a la gente de mayor confianza. El género, a medida de las exigencias del mercado, era distribuido a puntos estratégicos de la Isla y viajaba camuflado con los más variados artificios.
Café y tabaco registrarían el mayor movimiento, sobre todo el rubio americano. Azúcar, en tiempos de escasez, añadiéndose a la lista, aparatos eléctricos, bujías, tocadiscos, mecheros, calculadoras...
El payés de la marina de Llucmajor sentía un verdadero placer en la peligrosa y emocionante tarea de escalar riscos y acantilados con un saco de más de 50 kilos de peso en la espalda y luego, en las largas noches de invierno junto al calor del hogar o en las tertulias de la taberna se ufanaba en el relato de sus aventuras.
Evidentemente, no todo se reducía al espíritu aventurero de un agricultor que, con mucho sudor, apenas sacaba unos kilos de grano de unos terrenos siempre resecos, el contrabando propiciaba unos ingresos inesperados a cambio de unas pocas horas de riesgo. El contrabando procedía de los grandes puertos del Mediterráneo y era frecuente que los tripulantes de las embarcaciones hicieran un pequeño tráfico por su cuenta y riesgo.
Una completa jerga, códigos y señales eran utilizados en las operaciones de desembarco. Antes de arrojar el género, se había convenido con la gente de tierra dos o tres escenarios, por si algo impedía el desembarco en el primero de ellos. Una luz que se movía en tierra era señal de "sucio", no era oportuno el intento. Cuando la embarcación se aproximaba a la costa, "hacía faroles", con el propósito de atraer la vigilancia hacía el lugar que, naturalmente, no era el escogido.
Una vez desembarcada la mercancía, se procedía a transportarla y ocultarla en el sitio apropiado, (cueva, casa de labor o escondrijo), en las cercanías de la costa. Se trataba de la operación más crítica de todo el proceso en la que debía actuarse con la máxima rapidez y astucia posible. El almacenamiento de la mercancía era tarea reservada a la gente de mayor confianza. El género, a medida de las exigencias del mercado, era distribuido a puntos estratégicos de la Isla y viajaba camuflado con los más variados artificios.
Café y tabaco registrarían el mayor movimiento, sobre todo el rubio americano. Azúcar, en tiempos de escasez, añadiéndose a la lista, aparatos eléctricos, bujías, tocadiscos, mecheros, calculadoras...
13 de diciembre de 2007
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EL PESO DEL ALMA EN EL ANTIGUO EGIPTO |
Según los egipcios, para acceder al reino de los muertos, el difunto debía superar la prueba del peso del alma.Si su corazón pesaba más que la pluma de Maat, sería devorado. El difunto era llevado ante Osiris, sentado en su trono y rodeado de 42 jueces, Osiris presidía la ceremonia del peso del alma.
Primero el difunto debía jurar que no había cometido ningún pecado a lo largo de su vida, que nunca había hecho ningún daño, que nunca había robado... Thot, dios de los Escribas, tomaba nota. Para saber si el difunto decía la verdad, colocaban su corazón en uno de los platillos de una balanza. En el otro se ponía la pluma de Maat, Anubis vigilaba el peso.
Si los platillos se equilibraban era prueba de que el difunto se había portado bien, entonces le devolvían su corazón y podía entrar en el reino de los muertos. Si la balanza se inclinaba del lado del corazón, Ammit, monstruo de cabeza de cocodrilo y patas traseras de hipopótamo, devoraba el corazón. El difunto sufría así el peor de los castigos, no entrar en el Más Allá.
En el reino de los muertos, el difunto de día permanece en su tumba, en este tiempo su alma (Ba) viaja y visita a su familia. Por la noche, el difunto sube a la barca de Ra, y al amanecer regresa a su tumba, se alimenta y descansa.
Primero el difunto debía jurar que no había cometido ningún pecado a lo largo de su vida, que nunca había hecho ningún daño, que nunca había robado... Thot, dios de los Escribas, tomaba nota. Para saber si el difunto decía la verdad, colocaban su corazón en uno de los platillos de una balanza. En el otro se ponía la pluma de Maat, Anubis vigilaba el peso.
Si los platillos se equilibraban era prueba de que el difunto se había portado bien, entonces le devolvían su corazón y podía entrar en el reino de los muertos. Si la balanza se inclinaba del lado del corazón, Ammit, monstruo de cabeza de cocodrilo y patas traseras de hipopótamo, devoraba el corazón. El difunto sufría así el peor de los castigos, no entrar en el Más Allá.
En el reino de los muertos, el difunto de día permanece en su tumba, en este tiempo su alma (Ba) viaja y visita a su familia. Por la noche, el difunto sube a la barca de Ra, y al amanecer regresa a su tumba, se alimenta y descansa.
Todos los egipcios deseaban alcanzar el reino de Osiris tras la muerte.
12 de diciembre de 2007
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NEULES |

Las neules son trozos de papel, generalmente blanco y redondo, en las que se recortan motivos navideños, decoraciones florales, y lo que la imaginación pueda generar.Es una tradición en Palma y en casi todos los pueblos de Mallorca. Estas piezas, decoran iglesias, lugares públicos y hogares .Algunas constituyen verdaderas obras de arte.
Antiguamente era una costumbre extendida también en Cataluña y Valencia, entre los siglos XVI y XIX, y estaban elaboradas de la misma harina que las obleas de la comunión, las colgaban en las iglesias y se mantenían durante las fiestas de Navidad, después de la festividad de los reyes, lo más pequeños se las comían.También servían de calendario, ya que se colgaban tantas como días faltaban para Cuaresma.
Luego pasaron a fabricarse de papel, también las hacen de madera calada. Los mejores artesanos de neules suelen ser las monjas y los frailes, dedicándose a venderlas en estas fechas. También llamamos neules a las obleas que en Navidad rellenamos con almendra molida, azúcar, huevos y ralladura de limón.

11 de diciembre de 2007
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EL PALACIO DEL FARAÓN |
El palacio era la morada del faraón y su familia y la sede del gobierno. Allí vivía rodeado de funcionarios y sirvientes. Como el resto de las casas egipcias, el palacio estaba hecho de adobe, la piedra se reservaba para pirámides y templos, monumentos que debían resistir el paso del tiempo. El palacio se construía en la capital del reino, pero el faraón poseía residencias menores en diversas ciudades, y las ocupaba en sus viajes por todo el país.
Había mucha gente en torno al rey y a sus esposas e hijos; la administración (el visir, los funcionarios y los escribas), los sirvientes del faraón (nodrizas de los hijos reales, artesanos, peluqueros, lavanderos, cocineros, médicos), y los soldados de la guardia real. El pabellón del faraón, estaba en la gran corte real, su fachada decorada con pilares daba paso a una entrada monumental que llevaba a la gran sala de audiencias, más allá estaba la sala del trono, donde el faraón recibía a los visitantes.
En el Imperio Nuevo se pintaron en las paredes retratos del faraón, de animales y motivos geométricos. Se inscribía el nombre del rey en los pilares, y en las baldosas del suelo se representaban diversos pueblos enemigos de Egipto. En los laterales de ambas salas se hallaban los aposentos privados del faraón y de sus esposas.
En el palacio había una ventana por la que el faraón y la reina aparecían con motivos de fiestas o durante la entrega de recompensas a súbditos que lo merecían. También usaba esta ventana al serle presentados los prisioneros de guerra o los productos traídos de los países conquistados.
En el recinto del palacio, en construcciones anexas, estaban las mansiones de los miembros del gobierno, los aposentos de los sirvientes, las cocinas, los graneros y los almacenes donde se depositaba el tesoro real (recaudación de impuestos). El palacio incluía un templo dedicado a Amón, una biblioteca con papiros y una escuela.
Había mucha gente en torno al rey y a sus esposas e hijos; la administración (el visir, los funcionarios y los escribas), los sirvientes del faraón (nodrizas de los hijos reales, artesanos, peluqueros, lavanderos, cocineros, médicos), y los soldados de la guardia real. El pabellón del faraón, estaba en la gran corte real, su fachada decorada con pilares daba paso a una entrada monumental que llevaba a la gran sala de audiencias, más allá estaba la sala del trono, donde el faraón recibía a los visitantes.
En el Imperio Nuevo se pintaron en las paredes retratos del faraón, de animales y motivos geométricos. Se inscribía el nombre del rey en los pilares, y en las baldosas del suelo se representaban diversos pueblos enemigos de Egipto. En los laterales de ambas salas se hallaban los aposentos privados del faraón y de sus esposas.
En el palacio había una ventana por la que el faraón y la reina aparecían con motivos de fiestas o durante la entrega de recompensas a súbditos que lo merecían. También usaba esta ventana al serle presentados los prisioneros de guerra o los productos traídos de los países conquistados.
En el recinto del palacio, en construcciones anexas, estaban las mansiones de los miembros del gobierno, los aposentos de los sirvientes, las cocinas, los graneros y los almacenes donde se depositaba el tesoro real (recaudación de impuestos). El palacio incluía un templo dedicado a Amón, una biblioteca con papiros y una escuela.
Para descansar, el faraón acondicionaba jardines con estanques y un lago en el que podían navegar pequeñas barcas. La familia real tomaba el fresco durante las estaciones más calurosas. Los reyes de la dinastía de los Ramsés añadieron un zoológico con animales salvajes; leones, leopardos, elefantes...
Salvo algunos cimientos, contornos de puertas, ventanas y azulejos que decoraban el suelo, hoy en día, por desgracia, apenas quedan restos de los suntuosos palacios reales.
10 de diciembre de 2007
9 de diciembre de 2007
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HIGIENE PERSONAL EN EL ANTIGUO EGIPTO |
El baño:Los egipcios eran un pueblo que se bañaba varias veces al día, aunque el medio era hostil. No conocieron la bañera como tal, los sirvientes de las casas adineradas, les tiraban el agua a través de una especie de cestillo que producía un efecto de ducha.
Para los que carecían de estos lujos, se introducían en una especie de balde, donde se iba vertiendo el agua con otro recipiente poco a poco, Para lavarse la cara y las manos, disponían de jofainas. Lo más común era bañarse en el Nilo, o en canales. Los menos privilegiados, o los soldados en campaña, utilizaban arena con la que se daban friegas para arrancar la suciedad.
El desodorante:
La hidratación:Las señoras adineradas, sabían que para tener una piel perfecta nada mejor que un buen peeling. Para ello usaban; polvo de alabastro, natrón rojo, sal del Bajo Egipto, y miel. Se mezclaba todo y con la pasta obtenida se la untaban por el cuerpo, la cara, o las manos, se retiraba luego con agua.
Para mantener un rostro joven, no se exponían nunca al sol. Las arrugas y patas de gallo las eliminaban con semillas de alholiva, que era una planta utilizada como follaje, el aceite de esta semilla, estaba recomendado para las arrugas y las pecas.
Otra receta, consistía en mezclar resina de terebinto, cera de abeja, behen fresco, aceite de alholiva y hierbas de Chipre. Se trituraba todo y se dejaba macerar, después, se aplicaba a diario y sin arrugas de inmediato.
Manicura y pedicura:
Higiene bucal:
Si el problema era la halitósis, tomaban pastillas de kifi que se elaboraban con semillas de alholiva molidas, incienso, mirra, bayas de enebro, resina de acacia, pasas y miel.
8 de diciembre de 2007
7 de diciembre de 2007
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LAS TUMBAS DE LOS REYES DE MALLORCA |

Muerto Jaime II en 1311, sus despojos anduvieron de un lado a otro de la Catedral. Después estuvieron colocados en el centro del Templo, en el interior de un sepulcro que mandó construir el rey español Carlos III, al gusto de la época, como una gran sopera.
De allí fueron a la Capilla de la Trinidad, pero no en su actual sepultura, sino colocados sencillamente en un ataúd, forrado de damasco rojo, por encima lleno de polvo. Con solo destaparlo, cosa no difícil, se podía contemplar su cadáver, cubierto con un manto de armiño.
La Capilla de la Trinidad es la que se ve en la parte alta de la Capilla Real, formando el ábside. En la parte del Evangelio está la tumba de Jaime II, frente a éste la de su nieto Jaime III, que no tomo posesión de su sepultura hasta después de más de quinientos cincuenta años de fallecido.
Los sepulcros actuales son obra del artista catalán Federico Marés, con estatuas yacentes sobre cada uno de ellos. Las policromadas vidrieras de los ventanales, tiñen de mil colores estos dos sepulcros, uno por la mañana y otro al atardecer.
6 de diciembre de 2007
5 de diciembre de 2007
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LOS TATUAJES EN EL ANTIGUO EGIPTO |

Los usaban sobre todo las mujeres para resaltar la belleza, al principio consistían en puntos que formaban dibujos muy simples, como triángulos. En épocas más avanzadas, representaban a dioses y diosas, el más típico era el del enano Bes, que significaba obtener el máximo placer sexual y poder hacer el amor frecuentemente.
Las prostitutas, y las bailarinas, se tatuaban de forma acusada el torso, los brazos y las piernas. Algunas mujeres de las clases altas, se tatuaban al dios enano Bes en la parte alta del muslo.También se tatuaban a alguna diosa.
A algunos cadáveres también se les tatuaba para que tuvieran mejor aspecto en el Mas Allá. El tatuaje más antiguo que se encontró fue en la momia de la sacerdotisa Amunet, sacerdotisa, adoradora de la diosa de la fertilidad y el amor Hathor, vivió en Tebas alrededor de 2000 años A.C. Sus tatuajes eran simples y lineales, con diseños de puntos y rayas.
4 de diciembre de 2007
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SA MA D'ES MORO (LEYENDA BALEAR) |
Una historia antigua cuenta que, durante más de cien años, cada quince de noviembre, en un viejo caserón de la palmesana calle del Moro, al cerrarse la noche sobre la ciudad, se sobresaltaba con el susurro de apagadas voces, el arrastrar de pesadas cadenas y un rumor de tocas deslizándose a lo largo de los pasillos de la mansión. Los misteriosos ruidos iban incrementándose hasta que un desgarrador alarido brotaba de los espesos muros y, al extinguirse, hacía aún más lóbrego el silencio que envolvía la calle.
Era entonces cuando la reseca mano de un hombre, un día cercenada, clavada en el fondo de una hornacina, empezaba a moverse arañando las tinieblas y de su muñón brotaban unas gotas de sangre que se embebía, poco a poco, en la arenisca de la pared. Con el alba cesaba el macabro movimiento y la mano volvía a su inmovilidad.
La historia es esta:
Don Martín Mascort, era un presbítero de una parroquia de las cercanías, vivía en una pobre casa de aquella calle, su existencia rayaba la miseria hasta que un día, quiso la fortuna que, al golpear uno de los tabiques, la pared cediera descubriendo la existencia de una cámara oculta.Ante los atónitos ojos del reverendo, apareció entonces un fabuloso tesoro, tres ollas de tierra repletas de oro cuyo valor dejó atónito al sacerdote.
La humilde casa se convirtió pronto en una hermosa mansión y don Martín tomó a su servicio a un criado moro, joven y apuesto que se llamaba Ahmed, y a una anciana ama de llaves a la que encomendó el cuidado de su sobrina, la joven María, que hacía tiempo que compartía con él su casa.
Al poco tiempo, estalló un amor apasionado en las almas de los dos jóvenes, Ahmed, consciente de los impedimentos que suponían su raza y su religión, hacía continuas promesas a la muchacha de que se haría cristiano si accedía a acompañarlo a África, donde le esperaba una herencia que le convertiría en un hombre rico. Una vez cristianizado, volverían para solicitar el perdón del tío.
Era el 18 de octubre de 1731, la noche prevista para la fuga. Amparados en la oscuridad, Ahmed y María llegaron hasta el embarcadero, con el pretexto de recoger algo de ropa, el muchacho volvió sobre sus pasos, entró en la casa, llegó hasta la alcoba del sacerdote que dormía profundamente, sumido en un sueño del que no despertaría jamás.
Ahmed lo cosió a puñaladas y dejándolo tendido en un charco de sangre, empezó a buscar las llaves del arcón, donde sabía se encontraba la fortuna. Mientras andaba revolviendo cajones, los horrorizados gritos de la vieja criada terminaron con la ya escasa serenidad del homicida que, cegado por el pánico, buscaba desesperadamente la salida sin acertar a encontrarla. Al trasponer la ansiada puerta, Ahmed se dio de bruces con los alguaciles de la ronda, que llegaban atraídos por el griterío del vecindario.
El 15 de noviembre se notificó la sentencia de muerte, debiendo antes ser arrastrado y cortárle la mano derecha, circunstancias que se modificaron, aplazando la mutilación para después de muerto.
Se convirtió y fue bautizado, siendo los padrinos el alcaide de la cárcel y su esposa. Subió al patíbulo con la cara vuelta a él y la espalda al pueblo, y después de ser ejecutado y cortada la mano, que se colocó en el portal de la casa del sacerdote, se quemó su cuerpo.
En 1840 se veía aún sa ma d'es moro (la mano del moro), tras una reja de hierro y en el sitio indicado.
Era entonces cuando la reseca mano de un hombre, un día cercenada, clavada en el fondo de una hornacina, empezaba a moverse arañando las tinieblas y de su muñón brotaban unas gotas de sangre que se embebía, poco a poco, en la arenisca de la pared. Con el alba cesaba el macabro movimiento y la mano volvía a su inmovilidad.
La historia es esta:
Don Martín Mascort, era un presbítero de una parroquia de las cercanías, vivía en una pobre casa de aquella calle, su existencia rayaba la miseria hasta que un día, quiso la fortuna que, al golpear uno de los tabiques, la pared cediera descubriendo la existencia de una cámara oculta.Ante los atónitos ojos del reverendo, apareció entonces un fabuloso tesoro, tres ollas de tierra repletas de oro cuyo valor dejó atónito al sacerdote.
La humilde casa se convirtió pronto en una hermosa mansión y don Martín tomó a su servicio a un criado moro, joven y apuesto que se llamaba Ahmed, y a una anciana ama de llaves a la que encomendó el cuidado de su sobrina, la joven María, que hacía tiempo que compartía con él su casa.
Al poco tiempo, estalló un amor apasionado en las almas de los dos jóvenes, Ahmed, consciente de los impedimentos que suponían su raza y su religión, hacía continuas promesas a la muchacha de que se haría cristiano si accedía a acompañarlo a África, donde le esperaba una herencia que le convertiría en un hombre rico. Una vez cristianizado, volverían para solicitar el perdón del tío.
Era el 18 de octubre de 1731, la noche prevista para la fuga. Amparados en la oscuridad, Ahmed y María llegaron hasta el embarcadero, con el pretexto de recoger algo de ropa, el muchacho volvió sobre sus pasos, entró en la casa, llegó hasta la alcoba del sacerdote que dormía profundamente, sumido en un sueño del que no despertaría jamás.
Ahmed lo cosió a puñaladas y dejándolo tendido en un charco de sangre, empezó a buscar las llaves del arcón, donde sabía se encontraba la fortuna. Mientras andaba revolviendo cajones, los horrorizados gritos de la vieja criada terminaron con la ya escasa serenidad del homicida que, cegado por el pánico, buscaba desesperadamente la salida sin acertar a encontrarla. Al trasponer la ansiada puerta, Ahmed se dio de bruces con los alguaciles de la ronda, que llegaban atraídos por el griterío del vecindario.
El 15 de noviembre se notificó la sentencia de muerte, debiendo antes ser arrastrado y cortárle la mano derecha, circunstancias que se modificaron, aplazando la mutilación para después de muerto.
Se convirtió y fue bautizado, siendo los padrinos el alcaide de la cárcel y su esposa. Subió al patíbulo con la cara vuelta a él y la espalda al pueblo, y después de ser ejecutado y cortada la mano, que se colocó en el portal de la casa del sacerdote, se quemó su cuerpo.
En 1840 se veía aún sa ma d'es moro (la mano del moro), tras una reja de hierro y en el sitio indicado.
3 de diciembre de 2007
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¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS!!! |
¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS!!!
Hoy cumples doce años, el tiempo ha pasado volando y de pronto te has hecho mayor. No pienso meterte un sermón de "madrina" el día de tu cumpleaños, pero ya sabes lo que te digo siempre, sé más responsable con tus cosas y no tengas la cabeza en las nubes, pero claro, también te digo que a los doce años es normal no estar todo el tiempo con los pies en el suelo.
Mi frase favorita es: "Cuando quieres algo, todo el Universo conspira para que realices tu deseo". Así que seguro que tu deseo se hará realidad.
Te quiero.
2 de diciembre de 2007
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LA VIDA EN FAMILIA EN EL ANTIGUO EGIPTO |
Los egipcios se casaban jóvenes. Al casarse los varones solían tener menos de veinte años y las chicas de catorce a dieciocho años. Era frecuente que los esposos pertenecieran a familias del mismo pueblo y clase social, sus padres que se conocían, decidían la unión de sus hijos. El futuro marido era el que aportaba una dote, generalmente, una casa construida para acoger su futuro hogar.
El día de la boda, la novia abandonaba el hogar paterno, rodeada de un cortejo, se dirigía hacía su nueva casa donde la esperaba su marido, no había ceremonia, los futuros esposos declaraban que unían su vida y eran reconocidos como marido y mujer. A la joven esposa se la llamaba "el ama de casa". La jornada concluía con una gran fiesta.
Las familias tenían muchos hijos pero, en aquellas duras condiciones de vida, muchos de ellos morían antes de llegar a adultos. Las parejas que no podían tener descendencia adoptaban a un huérfano.
Desde el nacimiento del hijo, sus padres le daban dos nombres. El primero era a menudo una frase entera, tal como "Path dice que vivirá" o "Sé bienvenido". El segundo nombre era un diminutivo y se usaba para llamar al hijo en la vida corriente.
No existía el apellido.El escriba de la administración que registraba los nacimientos, transcribía el nombre del recién nacido seguido del de su padre o su madre, "Senmut hijo de Djaut". Una vez adulto, el hijo se distinguía por su profesión "Senmut el orfebre".
Las madres amamantaban a sus hijos los dos o tres primeros años de vida. Llevaban a su bebé en un canasto, o envuelto en un tejido. De pequeños los niños iban casi siempre desnudos.
Los hijos de la familia real o los nobles, llevaban la cabeza rapada, salvo por una mecha trenzada a un lado de la cara.