LA ESCRITURA EN EL ANTIGUO EGIPTO

Para casi todas las civilizaciones de la antigüedad la escritura tiene un origen divino.

En Egipto, sería Thot, el Dios con cabeza de ibis y guardián de las palabras de los Dioses, llevaría a las gentes del país, la escritura. De los tres tipos de escritura, la más importante es la jeroglífica, aunque no la más antigua. La escritura jeroglífica está constituida por multitud de signos, unos 700 en su origen y más de 5.000 en la época de la ocupación romana.

Los signos que la componen son muy variados; brazos, piernas, cabezas, cuernos, patas aves, reptiles plumas, vasijas vestidos, barcos, el cielo, la luna, coronas, cetros... Pueden leerse de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, o de arriba o abajo. La cabeza de un pájaro o de una persona dentro de los textos suele indicar la orientación.

Los textos carecen de vocales, aunque a ciertos signos se les da el valor de semivocales, y no existen separaciones entre las palabras, lo que dificulta aun más su interpretación.

Consta de tres tipos de signos:

Los pictogramas o ideogramas, que en combinación con otros signos expresan términos concretos o conceptos e ideas.

Los fonogramas, sonidos simples equivalentes a nuestras letras del alfabeto.

Los determinativos, que clarifican el significado de los objetos o seres de lo que se está tratando.

Con el tiempo, por la dificultad, y por buscar mayor velocidad, surgió la escritura hierática. De tipo cursiva, sus caracteres se distinguen por su alejamiento del dibujo original y se muestran ligados entre sí.

Durante la dinastía XXVI, (siglos VII-VI a. C.), en las escuelas de escribas del Bajo Egipto, se desarrolló un nuevo tipo de escritura la demótica, más clara y rápida. Para el desarrollo de la escritura se emplearon multitud de materiales; tablillas de madera, cuero, huesos de animales, planchas de barro cocido, piedras, hojas de caña...

Los útiles de escritura eran unas varillas de caña o madera de unos 20 a 25 cm de longitud. La tinta negra se hacía con hollín, agua y goma arábiga que era extraída de la acacia, la tinta roja se hacía con polvo de cinabrio, sulfuro de mercurio, minio y óxido de plomo. La última inscripción que se conserva es del año 394 de la era cristiana, que fue grabada en el Templo de Filae.