MERCADOS Y SUPERMERCADOS EN LA HISTORIA
En Grecia, hace dos mil quinientos años, se regularon las normas
en lo relacionado con pesos, medidas y precios en los productos. Pericles, estadista
griego, dotó a la ciudad de Atenas de un gran mercado del trigo, donde ubicó
pequeñas tiendas de todo tipo. Era un mercado fijo, que reemplazaba la antigua
costumbre de los mercados móviles, en algunos días señalados. La compra la
hacían los hombres, las mujeres tenían prohibido el acceso al recinto.
En Roma, el mercado estaba ubicado en el foro. A él acudían
campesinos, ganaderos, artesanos de todos los oficios, cambistas, cómicos, políticos…
El mercado servía de distracción además de realizar compras, cambios, ventas y
se especulaba en bolsa de valores o cambios de moneda.
En la Edad Media se empezaron a construir grandes
superficies techadas con tejados sostenidos por columnas, pilares y muros de
mampostería. No eran permanentes. Los productos se vendían por separado. Una vez
a la semana se podían comprar los productos perecederos: huevos, pescado, frutas,
hortalizas, manteca, leche y queso. Había otro mercado para las mercancías manufacturadas
y artesanales; otro dedicado al ganado, y un mercado exclusivo de especias. No se
celebraban cada día a causa de las distancias que tenían que recorrer los
vendedores y no les era rentable el desplazamiento.
En 1789 surgió en los Estados Unidos el primer supermercado
moderno, o grandes almacenes populares donde los precios eran más económicos que
en las tiendas tradicionales. En 1930, los supermercados empezaron a abrirse
camino rápidamente y con ello la reducción de precios.
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