LA LEY DEL SILENCIO DE PITÁGORAS

Pitágoras impuso a sus seguidores una ley de silencio que les impedía comunicar a nadie lo que les enseñaba. Quién la rompiera sería tratado como un apóstata y un hereje, indigno de seguir en la comunidad.

Si se topaban con alguno de éstos en la calle, sus antiguos compañeros disimulaban, porque consideraban que “estaba muerto”.
Los primeros seguidores de Pitágoras respetaron escrupulosamente esta imposición de guardar silencio.

Años después de la muerte del filósofo, el primero en romperla fue Filolao, de esta manera empezó a divulgarse el pensamiento del maestro.

En uno de sus viajes a Sicilia, Platón conoció a algunos Pitagóricos. Cuentan que a uno de ellos le compró un libro que acabó publicando como si fuera suyo; “El Timeo”, que trata de la ordenación del Cosmos por la acción de un demiurgo ( “Constructor, Artífice, Dios Padre, Creador”), que utilizó el número como instrumento.