EL SALT DE LA BELLA DONA (LEYENDA BALEAR)
Los protagonistas de esta leyenda son Arcenda, una joven campesina, Argot, conde de Bellvesí y Lluch Torrella, enigmático señor, sospechoso de brujería y enamorado de Arcenda.
El día que Arcenda y Argot contraían matrimonio en la parroquia de Selva (Mallorca), se abrieron de golpe las puertas del templo y apareció Torrella, montado en su caballo y vestido con armadura de plata. Se acercó montado hasta el altar, subió a la joven al caballo, y desapareció con ella.
Durante días y noches buscaron a la joven. Recorrieron valles, senderos y bosques, dispersaron el ganado y prendieron fuego a la casa de Torrella, que prendió como una gigantesca antorcha. Sólo un perro, un mastín negro, salió ileso del incendio, huyendo monte arriba, parecía que rastreaba en busca de alguna pista.
Argot y los demás salieron detrás del animal que no paró hasta pararse frente a una cueva disimulada por unos matorrales. Allí dentro, Torrella y Arcenda contemplaban maravillados la pequeña imagen de una Virgen morena, sentada en su trono de oro. Argot presó de la furia desenvainó su puñal y lo lanzó contra Torrella que cayó allí mismo, ante el espanto de todos.
Creyéndose vengado Argot coloca el cuerpo desmayado de Arcenda sobre el caballo, y emprende la bajada al pueblo. Y allí en un recodo del sendero y al borde del barranco que se abre a sus pies, la muchacha vuelve en sí de su desmayo.
Argot frena en seco, descabalga, y, lejos de mostrar clemencia con su prometida, la acosa a preguntas y la atormenta con insinuaciones. Arcenda confiesa su amor por Torrella. Cegado por los celos, Argot desenvaina su espada pero la doncella, antes que morir en sus manos, salta al vacio encomendándose a la Virgen.
Al caer la tarde, rendido, Argot regresa a la cueva de la montaña, frente a la que se agolpa un gentío que canta y baila. Al traspasar el umbral, el espanto lo deja clavado en el suelo. La bella Arcenda la que momentos antes había visto caer por el precipicio, está ante la imagen de la Virgen, casandose con Lluch Torrella, limpio de sangre y de la herida que el mismo, con su puñal, le había producido.
Los novios, ordenaron levantar en aquel lugar un hermoso templo. En cuanto a Argot, su cuerpo, reducido ya a carroña, fue encontrado colgando de una cuerda, en la rama de una encina. A sus pies, medio muerto, un mastín negro montaba guardia.
Durante días y noches buscaron a la joven. Recorrieron valles, senderos y bosques, dispersaron el ganado y prendieron fuego a la casa de Torrella, que prendió como una gigantesca antorcha. Sólo un perro, un mastín negro, salió ileso del incendio, huyendo monte arriba, parecía que rastreaba en busca de alguna pista.
Argot y los demás salieron detrás del animal que no paró hasta pararse frente a una cueva disimulada por unos matorrales. Allí dentro, Torrella y Arcenda contemplaban maravillados la pequeña imagen de una Virgen morena, sentada en su trono de oro. Argot presó de la furia desenvainó su puñal y lo lanzó contra Torrella que cayó allí mismo, ante el espanto de todos.
Creyéndose vengado Argot coloca el cuerpo desmayado de Arcenda sobre el caballo, y emprende la bajada al pueblo. Y allí en un recodo del sendero y al borde del barranco que se abre a sus pies, la muchacha vuelve en sí de su desmayo.
Argot frena en seco, descabalga, y, lejos de mostrar clemencia con su prometida, la acosa a preguntas y la atormenta con insinuaciones. Arcenda confiesa su amor por Torrella. Cegado por los celos, Argot desenvaina su espada pero la doncella, antes que morir en sus manos, salta al vacio encomendándose a la Virgen.
Al caer la tarde, rendido, Argot regresa a la cueva de la montaña, frente a la que se agolpa un gentío que canta y baila. Al traspasar el umbral, el espanto lo deja clavado en el suelo. La bella Arcenda la que momentos antes había visto caer por el precipicio, está ante la imagen de la Virgen, casandose con Lluch Torrella, limpio de sangre y de la herida que el mismo, con su puñal, le había producido.
Los novios, ordenaron levantar en aquel lugar un hermoso templo. En cuanto a Argot, su cuerpo, reducido ya a carroña, fue encontrado colgando de una cuerda, en la rama de una encina. A sus pies, medio muerto, un mastín negro montaba guardia.
10 comentarios :
Jo, que leyenda tan tristona :(
Mallorca está llena de leyenda.
No hay ninguna sobre una bella dama de dorados cabellos y ojos profundos que vive al lado del mar??
Jelens, si que es un poco triste.
Un beso.
Enrique, yo creo que si que la hay, eso me suena mucho.
Un beso.
Vaya canera de distorsionar la cultura popular mallorquina.
Qui la llançà dins l’abisme
fou mestressa son espòs…
- I si matà la muller sua
No li doneu aquest nom!
- La tal dona festejava
d’amagat amb un pastor…
¡Vos tendreu la mort mateixa
que també heu trahit l’espòs!
- Mare de Déu assistiu-me
Diu la metressa: “Socors”
I avall pel barranc rodola
rebotant i donant tombs.
Quan és a mitjan església
queda esglaiat, fred i groc.
Pega un crit i cau en terra,
cau en terra de genolls.
Veu sa esposa qui resava
davant de l’altar major.
¡Muller mia, muller mia!
¿Com bona i salva aquí us trobau?
- La Reina de cels i terra
vos ho dirà mon espòs.
Ramon Pico i Campomar
Anónimo no creo que nadie esté en posesión de la verdad absoluta, lo mio es una leyenda, sólo eso.
Gracias por tu visita y tu comentario.
Un saludo.
A pues yo e ido a Lluc y a su monasterio y lo unico que he visto a sido un pueblo muy bonito y un precipicio lo he visto dede abajo.LAURA
Laura pues seguramente ese precipio era el salt de la bella dona. Un beso.
Hay cosas que no me cuadran..joven bella en mallorca??? no era aqui, o seria una guiri... una historia con tanta pasión y con tanto epiritu...aqui en la isla de los muertos en vida??? tampoco me cuadra...
Anónimo, como veo que no estás de muy buen humor, no te contestaré como me gustaría, sólo te diré una cosa, ¿Sí no te gusta nada de Mallorca, que haces viviendo aquí? Hay miles de lugares en el mundo a quién les encantaría contar con alguien tan positivo como tú. Un saludo.
Publicar un comentario