17 de agosto de 2007

MALDICIONES EN EL ANTIGUO EGIPTO


En las tumbas era habitual grabar mensajes de advertencia a los profanadores, mensajes que si bien cambiaban en el contenido, no ocurría lo mismo sobre su esencia.

Un ejemplo es el grabado en el enterramiento de un dignatario del reinado de Amenhotep III, llamado Ursu que dice así:

"El que profane mi cadáver en la necrópolis y rompa mi estatua en mi tumba será un hombre odiado por Ra; no podrá recibir agua en el altar de Osiris, morirá de sed en el otro mundo, y no podrá transmitir sus bienes a sus hijos".

O el de la tumba de Peteti, artesano que trabajó en la construcción de las Pirámides, quien hizo escribir en su morada de eternidad lo siguiente:

"Nunca hice nada malo en mi vida, por eso los dioses me aman. Si alguien toca mi tumba, se lo comerá un cocodrilo, un hipopótamo y un león", maldición con la que por cierto su esposa no debía estar del todo satisfecha, ya que parece ser que hizo añadir a continuación: "y un escorpión, y una serpiente"...


En 1922 se descubrió y abrió la tumba de Tutankamón por el arqueólogo Howard Carter, que trabajaba para el noble inglés Lord Carnavon, quién murió en El Cairo, cinco meses después de dicho descubrimiento.

Lo más curioso es que en el mismo instante en que se producía el fallecimiento del Lord, en su castillo de Inglaterra, moría Susie, su perra favorita, y se apagaban todas las luces de la capital egipcia, a pesar de que el suministro de electricidad estaba a cargo de seis generadores independientes.

Esta muerte podía haber pasado desapercibida, ya que el Lord estaba enfermo a consecuencia de un accidente sufrido años atrás, pero en el curso de los años siguientes más de treinta personas relacionadas con la apertura de la tumba murieron. Entre otros:
  • El arqueólogo Arthur C. Mace, a causa de unas fiebres cuya causa nadie supo diagnosticar.
  • Un amigo personal de Lord Carnavon.
  • El multimillonario George Jay-Gould, también de unas fiebres pocas horas después de visitar la tumba.
  • El radiólogo Archibald Douglas Reed, que había examinado la tumba con rayos x.
Una leyenda que se cuenta sobre este caso es que en la tumba de Tutankamón se había encontrado una tablilla de arcilla con una maldición grabada, que no se tiene el menor rastro de ella, y se dice que fue borrada del primer inventario para evitar que cundiese el pánico entre los obreros excavadores al conocer su existencia.

Otra maldición ocurrió en la Revolución Industrial, cuando un empresario Norteamericano dueño de fabricas de papel, que debido a la escasez de materia prima con la que confeccionar su producto, los trapos viejos, decidió sustituirlos por vendas de momias egipcias, las cuales compraba a 6 centavos el kilo.

El problema surgió cuando debido a las sustancias impregnadas en las vendas, el papel aparecía teñido de una tonalidad marrón, por lo que él único uso que se le pudo dar era para envolver carne. El empleo de ese papel dejo de ser lucrativo en el momento en que se declaró una epidemia de cólera entre los trabajadores que tuvieron contacto con ese material.

8 comentarios :

Anónimo DICE

a mi como me gusta tanto Egipto, me parece interesante...

Ana DICE

Anónimo a los que nos gusta Egipto, nos parece interesante todo.

Gracias por tu visita y tu comentario.
Un beso.

Anónimo DICE

me gusto muchisimo

Danielita rojas DICE

a mi me gusto mucho lo que escribio porque murieron los arqueologos'?????????????????

Ana DICE

Daniela de eso se trata, murieron porque parece ser que existía o existe una maldición a quién se atreve a profanar tumbas.

Gracias por tu visita y tu comentario.
Un beso.

Ana DICE

Anónimo gracias por tu visita y tu comentario. Un beso.

Anónimo DICE

Me encantan los egipcios. Son tan interesantes... Hay muchas cosas por descubrir.

Ana DICE

Anónimo muchísimas cosas por descubrir, un beso.