FALSA MISERICORDIA
A principios del siglo X, Alfonso IV de León se retiró a un
convento cediendo la corona a su hermano, que fue proclamado rey con el nombre
de Ramiro II, pero muy pronto se arrepintió y, ayudado por los hijos de su otro
hermano, Fruela II, que había sido rey antes que él, se levantó en armas contra
Ramiro, reuniendo un ejército y derrotando a Alfonso y sus sobrinos.
Los hizo
prisioneros y cuando el pueblo pensaba que les cortaría la cabeza se volvió
piadoso y se conformó con mandar sacarles los ojos, lo que gusto al pueblo que
se sintió conmovido con su generosidad y misericordia. Después de esto mandó
edificar un monasterio cerca de León, lo consagró a San Julián y metió allí a
su hermano y a sus sobrinos y les dio todo lo que necesitaron hasta su muerte.
El conde de Castilla, don Sancho, hijo de Garci Fernández,
actuó también de manera misericordiosa cuando su madre viuda quería casarse con
un rey moro y sabiendo que su hijo no aceptaría esa boda, decidió envenenarle
con hierbas. Una cobijera de la condesa viuda se entero de sus planes y se lo
contó a un escudero del conde. Enterado don Sancho, ordenó a su madre que
bebiera ella el vino que le había preparado, si no quería que allí mismo le
cortase la cabeza; doña Sancha optó por beberse el brebaje, cuyos efectos
fueron instantáneos.
El conde don Sancho en homenaje a su madre, que él mismo
había mandado envenenar, construyó un monasterio en su honor al que llamó Onna,
que era el nombre de su madre.
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