JOSEFINA DESPUÉS DE SU DIVORCIO DE NAPOLEÓN
Después de su divorcio con Napoleón, la emperatriz Josefina (1763-1814)
se trasladó al Castillo de Malmaison, cerca de París. Una vez terminada la
reforma total del castillo, se dedicó por completo a sus jardines, en especial
los rosales. Tuteló al pintor Pierre-Joseph Redouté, que gracias a ella, vio
como su carrera prosperaba, se dedicó a pintar todo tipo de flores. En honor al
Castillo de Malmaison, se le puso el nombre a una rosa, y sus 650 rosales fueron
clasificados con un nuevo nombre de especie “Souvenir de la Malmaison”.
El divorcio de Josefina y Napoleón, le aportó a Josefina
rentas que le permitieron vivir cómodamente, le otorgaron también varias
propiedades, sin embargo, eso, Josefina que siempre fue una mujer derrochadora,
nunca alcanzaba a cubrir sus gastos. A pesar de su divorcio, Napoleón y ella,
siempre estuvieron en contacto a través de cartas.
Josefina salió una tarde en carruaje descubierto por los
alrededores de Malmaison con su hija Hortense y el zar Alexander I de Rusia.
Cogió un gran resfriado, con fiebre alta, a pesar de eso, siguió con la
preparación de una fiesta en honor al zar. Después de los postres, Josefina
salió con el zar a los jardines, soplaban fuertes ráfagas de viento muy frío,
ella sólo se había puesto un chal encima de los hombros. Después de terminada
la fiesta, cuando se encontraba en su habitación, volvió a notar fiebre. No se
volvió a levantar de la cama; estuvo cinco días delirando por la fiebre. En su
delirio llamaba a Napoleón.
Falleció el 29 de mayo de 1814. Fue enterrada en la iglesia
de San Pedro y San Pablo de Rueil. Unas 20.000 personas pasaron ante su féretro,
París quedó inundado de pasquines elogiando su nombre. Su hija Hortensia está
enterrada con ella. La tumba, hecha con mármol de Carrara, muestra a Josefina
arrodillada en la misma postura que aparecen la pintura: “La coronación de
Napoleón” de Jacques-Louis David.
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