BODAS PÓSTUMAS EN TAIWÁN
Entre las familias tradicionales de Taiwán está muy mal
visto morirse soltera. Cuando esto ocurre la familia de la fallecida busca un
novio para que se case con ella, creen que si no la muerta se convertirá en un
espíritu errante, nadie rezará por ella, será la vergüenza de su familia y su
nombre no podrá aparecer en ninguna lápida. La solución es casarla después de
morir con un novio vivo. El origen de esta tradición se remonta a hace unos tres mil años, durante la dinastía Chou (1122-256 a. C.). Este rito sigue un pensamiento de Confucio: "Los hombres deben tener trabajos y las mujeres esposos".
Este ritual se denomina “ming hun”, que significa “casamiento
con el espíritu”. En primer lugar, la familia de “la novia difunta” busca un
novio adecuado, lo hacen de la siguiente manera: colocan sobres rojos en un
lugar escogido por los adivinos o por señales que la difunta envía desde sus
aposentos en el más allá con una invitación a la boda. Si el novio acepta la
proposición de matrimonio la boda se celebra.
La boda se celebra de noche. La difunta estará presente en
un retrato decorado en rojo, con un velo y algunas joyas. Después de celebra un
banquete. A partir de ese momento la fallecida dejará de errar, y la familia
descansará en paz. Su nombre, ya casada, podrá aparecer en el panteón familiar.
El novio, pasa a ser directamente viudo. La familia de la
fallecida le dará al novio-viudo una cuantiosa cantidad de dinero. Ella cuidará de su marido desde el Más allá, le proteje y le ayuda en su futuro profesional. A los hombres que mueren solteros no les afecta la
maldición. Ellos tienen derecho a una lápida, a que se rece por ellos y a
permanecer solteros durante toda su vida y toda la eternidad.
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