MESALINA Y SUS LIOS II
Mesalina se casó con
Claudio I en el 38 d. C., un año después de la boda, Claudio, a su pesar, fue
nombrado emperador sustituyendo a su sobrino asesinado, Calígula. Entretenido en
las labores de emperador, a las que se dedicó con esfuerzo y éxito, Mesalina, dio
rienda suelta a su lujuria.
Al estar cansada de sus amoríos
con los más jóvenes cortesanos (mucho de ellos murieron por haber accedido a
sus deseos, otros murieron por haberse negado) acudía todos los días a uno de
los más groseros burdeles de Roma, situado en el barrio con peor fama, Suburra,
donde con el nombre de Lycisca, y adornada con la peluca color azafrán que
distinguía a las prostitutas romanas, vendía sus favores a quien quisiera
comprarlos, normalmente gladiadores y obreros de los muelles del Tíber.
En una ocasión, después
de apostar con una famosa cortesana de la época, llamada Escila, Mesalina tuvo
relaciones consecutivas en público con 25 hombres. Escila se rindió, y ganó la
apuesta Mesalina que a pesar de haber ganado siguió, llegando a los 200 hombres.
Suetonio decía de Mesalina: “Lassata, sed non satiata” (cansada, pero no
saciada).
Con la edad, Mesalina fue
perdiendo su lozanía, contra la que luchó utilizando de toda clase de cremas y
ungüentos. Marco Valerio decía de ella:” Las tres cuartas partes de sus
encantos se hallan en las cajas de su tocador. Cada noche se quita los dientes,
así como la ropa. Sus atractivos están en cien potes diversos. Su cara se acuesta con ella”.
Mesalina fue asesinada
por bigamia. Cuando en su ausencia, y después de haberle engañado para
conseguir el divorcio, con el propósito de escapar de un augurio sobre la
próxima muerte de su marido, se casó con Cayo Silio, un cónsul que la había
iniciado en el sexo a los catorce años.
Claudio al descubrirla la
condenó al suicidio, pero al no poder hacerlo la decapitó con una espada un
centurión en el 48 d. C.
Claudio debido a la humillación decretó que el nombre
y las efigies de Mesalina fueran retirados de todos los lugares públicos y
privados.
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