CARLOS II Y LOS LAMPARONES
Parece ser que los reyes de Francia e Inglaterra tenían el
don de curar los lamparones (también llamadas escrófulas, una de las
enfermedades casi incurables que desfiguran a la naturaleza humana y que
producen una muerte prematura por los dolores y por la infección). Sir John
Evelyn, caballero de gran cultura y amigo del rey Carlos II de Francia, dice de
lo que presenció el 6 de julio de 1660 en Londres.
“Su majestad empezó a tocar para ahuyentar el mal, de
acuerdo con la costumbre, que era así: Su Majestad estaba sentado bajo dosel en
la sala de los banquetes y los cirujanos dieron señal de que se acercaran los
enfermos o los llevaran hasta el trono, donde se arrodillaban: el rey entonces
les daba una palmada, en la cara o en las mejillas, con las dos manos a la vez,
mientras un capellán solemnemente dice; “Él pone sus manos sobre ellos y él los
cura…”
Luego que todos hubieren sido tocados, volvieron a
adelantarse en el mismo orden, y el otro capellán, arrodillándose dale al rey,
una por una unas cintas blancas de las que pende una medalla de oro y que el
rey cuelga alrededor del cuello de los que habían sido tocados, y mientras
estos van pasando el capellán va repitiendo:
“Ésta es la luz verdadera que viene al mundo”. Sigue luego
una epístola con liturgia, oraciones por el enfermo y bendiciones perdurables;
y entonces el lord camarero mayor y el mayordomo de la real casa traen una
jofaina, una palangana y una toalla para que su majestad se lave las manos”.
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