30 de noviembre de 2022

BENJAMIN MARKS, EL TRILERO

 

Benjamin Marks, nació en 1848, se ganaba la vida como trilero, con un tablero que suspendía de su cuello. Se definía como un jugador profesional, pero era solo un timador, cuyo único objetivo era hacer caer a sus víctimas en una trampa, haciéndoles creer que estaban ante un negocio seguro, para luego desplumarlas.

En Cheyenne, donde vivía, encontró mucha competencia, por lo que, aguzó su ingenio y puso en práctica una idea revolucionaria que sería una innovación en el mundo de la estafa y el timo: Benjamin puso un cartel en un edificio de Cheyenne en el que se leía: “La tienda del dólar”. En el escaparate se exhibían todo tipo de artículos, normalmente mucho más caros de un dólar. Dentro de la tienda, Marks y sus compinches esperaban a los clientes.

Los clientes no tardaron en llegar. Una vez dentro, los timadores hacían que todo el interés se centrara en que el cliente jugara al monte de tres cartas que se estaba jugando  sobre un tonel de madera. A partir de entonces, Marks tuvo siempre mucho éxito en todos los juegos de engaños y timos, permitiéndole convertirse con el tiempo en un excelente hombre de negocios.

Fue siempre respetado por sus compañeros como jugador y como filósofo y se caracterizó por ser un excelente “juzgador de hombres, tierras y caballos”. Era un tipo duro, pero de maneras educadas y finas. Ben y su señora se compraron una gran casa de campo de tres pisos. En ella instalaron, además de su casa, una mezcla de casino y burdel que regentaba su esposa, experimentada en esos trabajos.

La casa estaba tan sobre la frontera del condado que, si un agente de la ley iba a buscar a un prófugo, a este le bastaba con dar unos pasos por el salón de la casa para salir de la jurisdicción del policía, por lo que no podía detenerlo.

Cuando Marks murió, dejó a sus herederos extensas propiedades agropecuarias en Dakota del Sur Iowa y Nebraska. Fue uno de los pocos estafadores que supo administrar e invertir sus gran fortuna y, gracias a ello, no llegó a la vejez en la miseria.

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