4 de octubre de 2022

LAS COSAS DEL ESPECTÁCULO-7

 

Elsa Maxwell fue un fenómeno único en el mundo social del siglo veinte. Comenzando sin belleza, dinero ni conexiones sociales, se convirtió en el árbitro social supremo. Sus contactos con los ricos y los nobles del mundo eran tan extensos internacionalmente, que cuando el Waldorf se inauguró en Nueva York en 1931, le ofrecieron una suite completamente libre de gastos, con la esperanza de atraerse una rica clientela. Tanto el Hotel Ritz, como el restaurante Maxim’s de París, no presentaron nunca una factura a la señorita Maxwell cuando honraba sus locales.

La cunita es uno de los juegos más universales del mundo. Se juega en casi todo tipo de cultura: lo que es bastante sorprendente para los etnólogos es que gente separada por grandes distancias, maoríes de Nueva Zelanda, indios norteamericanos, esquimales del Ártico y africanos, por ejemplo, haga figuras de cuerda entre sus manos que son exactamente iguales.

Cole Younger, un notorio forajido del Oeste, pasó veinticinco años en una cárcel de Minnesota y salió diciendo que ya era otro hombre. Hizo un buen negocio en el campo de las conferencias, atrayendo grandes multitudes que acudían a oírlo hablar sobre el tema: “Lo que la vida me ha Enseñado”. Decía que le había enseñado a ser bueno.

Rin Tin Tin, durante muchos años el perro más famoso del mundo, nació de una perra policía, en una trinchera alemana de Francia, durante la Primera Guerra Mundial. Abandonado cuando se retiraron los alemanes, el cachorro de pastor alemán fue encontrado por un oficial americano que resultó ser un entrenador de perros policías en California. Entrenó a Rin Tin Tin cuando volvieron a su hogar. El perro era tan inteligente que su fama llegó hasta la Warner Bros, que lo contrató para lo que resultó ser una larga carrera como uno de los éxitos más taquilleros del cine mudo.

Hay cantos en todas las obras de Shakespeare, excepto en La comedia de los Equívocos. Esa obra fue la base para una obra musical de Broadway, en 1938, que ganó el Premio Pulitzer: Los Jóvenes de Siracusa, por Richard Rodgers y Larry Hart.

LAS COSAS DEL ESPECTÁCULO-6

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