28 de septiembre de 2022

COSAS DE LITERATOS

 

Después de retirarse, en 1751, de su puesto de agricultor general y chambelán de la reina Claude Adrien Helvetius, el filósofo francés y uno de los enciclopedistas, escribió “Ensayo de la Mente”, sosteniendo que todos los hombres nacen con capacidad igual y que la influencia educativa introduce diferencias. El libro fue considerado un libro impío, y fue condenado por el Papa y el Parlamento de París. El libro de Helvetius tuvo una gran influencia sobre los filósofos Jeremías Bentham y Jacob Mill.

Era tan fácil para los escolares adquirir opio durante el decenio de 1880, que Juana Adams y otras sub graduadas del Seminario Femenino de Rockford, cerca de Chicago, imitaron las Confesiones de un Comedor Inglés de Opio. Todas quedaron decepcionadas al no percibir las visiones sobrenaturales de su autor, Tomás de Quincey.

Carlos Marx escribió a Federico Engels: “No confío en ningún ruso. Tan pronto se infiltre un ruso, se desatará todo el infierno”.

El revolucionario libro de Copérnico en el que se muestra que los cuerpos celestiales se mueven alrededor del Sol, desencadenó la revolución científica, pero fue un fracaso económico. Publicado finalmente en 1543, tenía un precio demasiado alto y no se permitió que saliera de la prensa. No fue impresa una segunda edición antes de 2566; y la tercera hasta 1617.

En 1870, cuando fue representada la obra “Saratoga”, de Howard Bronson, los Estados Unidos tuvieron su primer dramaturgo profesional. Hasta entonces, y también durante los veinte años siguientes, ningún otro autor vivió exclusivamente de escribir obras teatrales.

Lord Byron (1788-1824), el poeta inglés, nació con un pie deforme, respecto al cual se ha escrito mucho. Pero ¿era su pie derecho o el izquierdo? Los eruditos no están seguros, la información relativa al defecto físico es nebulosa.

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