26 de noviembre de 2020

LA RESPIRACIÓN DE LAS AVES


La respiración de las aves está controlada por dos pulmones sin diafragma y un sistema interno de sacos aéreos que funcionan como fuelles. El elevado ritmo metabólico de las aves y la demanda de oxígeno durante el vuelo hace que necesiten un suministro constante de aire que procesar para cubrir dicha demanda. Durante el vuelo el aire pasa de forma normal por la tráquea.

Esto no sería posible con los pulmones bidireccionales de los mamíferos, donde el aire rico en oxígeno se mezcla con el aire desgastado durante la respiración, reduciendo la cantidad de oxígeno que pueden procesar los pulmones. Cuando el oxígeno ha sido procesado por los pulmones, el aire usado pasa a los sacos aéreos delanteros y sale por la tráquea.

Las aves tienen un flujo unidireccional que se consigue separando las funciones de bombeo (sacos) y absorción (pulmones) de la respiración. Los pulmones de las aves no procesan el oxígeno con los alveolos como los mamíferos, sino que lo absorben con los parabronquios, unos pasajes en forma de panal de abeja que van hacia espacios que contienen capilares en los que se intercambian el oxígeno y el dióxido de carbono. 

El ritmo metabólico extremadamente alto de las aves las ha obligado a desarrollar un eficiente y refinado sistema respiratorio.

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