14 de mayo de 2020

RASTROS DE OTROS TIEMPOS-2


En 1938 fue encontrado un celacanto frente a la costa de Madagascar. Hasta entonces se creía que este pez primitivo, ancestro de los anfibios que respiraban aire, se había extinguido hacia más de 60 000 000 de años.

Cuando los zoólogos examinaron por primera vez un ornitorrinco, algunos lo consideraron como una falsificación, pensando que partes de diferentes animales habían sido cosidas unas con otras. El ornitorrinco tiene la piel de una nutria, la cola de un castor, el pico y las patas de un pato, y los espolones venenosos de un gallo de pelea. Aunque el ornitorrinco es un mamífero, pone huevos y no tiene pezones, la leche rezuma por unas aberturas porosas en el abdomen. Debido a sus características de reptil, se supone ahora que desciende de un eslabón entre reptiles y mamíferos de hace 150 000 000 de años, considerado un fósil viviente.

Como las conchas calcáreas de ciertos animales marinos tienen una composición que depende de la temperatura del agua en la cual se formaron, un termómetro del tiempo puede sondear cuando vio un fósil, cual era la temperatura del agua, cuánto tiempo vivió el fósil y en qué época murió, aunque haya ocurrido hace decenas de millones de años.

El viajero Pedro el Grande envió a Rusia la colección del holandés Federico Ruysch, de 1300 ejemplares de historia natural, fósiles, rocas, plantas de muchas variedades, y estados embrionarios de seres humanos y animales, conservados en fluido. Cuando la colección llegó a San Petersburgo, los marineros se habían bebido el brandy en el que estaban preservados muchos de los especímenes.

Como los inmensos esqueletos que fueron reconstruidos a partir de restos fosilizados eran de naturaleza reptiliana, fueron llamados lagartos terribles, que en griego es dinosauria, por el zoólogo sir Richard Owen. Pero los antiguos reptiles gigantescos están relacionados de modo más estrecho con los cocodrilos que con los lagartos, y debieron haber sido llamados dinocrocodilia.

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