12 de mayo de 2020

LA SIRENA DE LUARCA (LEYENDA)


En un pueblo de Asturias una joven llamada Serena, a la que le encantaba tanto el mar, bañarse en sus aguas, saltar entre las rocas y observar las mareas altas y las bajas, que a menudo abandonaba las labores de su casa o dejaba a medio terminar los trabajos del corral y la huerta.

Harta y furiosa, su madre un día la maldijo de corazón, diciéndole que deseaba que se convirtiese en pez. Y la maldición surtió efecto, pues la chica, un día que se metió en el agua del mar, descubrió que sus piernas se transformaban en la cola de un pez, y quedó para siempre obligada a vivir en la mar, de la que salía en ocasiones a la orilla para entonar canciones que llenaban de melancolía a quien la escuchaba.

Puede que esa misma Serena fue la que vivió en las costas de Luarca y se enamoró de un marino normando o vikingo, tripulante de alguna de las naves que llegaban a las costas españolas en busca de algún botín.

Después de que el aventurero del norte regresó a su país, Serena tuvo un hijo de él. Desesperada por su soledad, dejo al recién nacido sobre una roca, antes de alejarse mar adentro. El llanto del niño atrajo a unas gaviotas, que consiguieron llevarlo volando hasta dejarlo depositado en la torre de la iglesia de Santa Eulalia.

Las gaviotas llamaron después la atención del párroco y el niño recuperado y criado como un buen cristiano, educado en las artes de la guerra, peleó victoriosamente contra los moros y llegó a casarse con una infantina portuguesa. Algunos dicen que su nombre fue Gavilueto.

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