12 de marzo de 2020

LA CASA DE RUBENS EN AMBERES


Pedro Pablo Rubens nació en Siegen (Alemania) en 1577, vivió ocho años en Italia, volvió a Flandes, pasó por España y cuando regresó a Amberes, ciudad natal de sus padres, supo que aquella sería la ciudad donde viviría el resto de su vida.

En 1610, recién casado, compró un edificio en la plaza Wapper y él mismo diseñó las obras de ampliación. Deseaba que su casa respirara el aire de las villas y palacios barrocos de Génova. Y lo logró. El doble edificio se convirtió en el hogar y taller de Rubens durante sus últimos 30 años de vida y en uno de los edificios más bonitos de Amberes. Después de tres siglos abandonada, en 1940 la casa fue sometida a una total restauración.

Algunas de las estancias de la casa:

Estudio-La mayoría de las más de 2500 obras de Rubens fueron creadas en esta estancia. El solía dibujar sobre un lienzo el esbozo del cuadro y dejaba que fueran sus pupilos los que lo concluyeran.

Dormitorio- La pieza principal es la cama de madera con dosel. Rubens también diseñó algunos muebles, como un armario de cinco puertas.

Salón familiar- Una bella chimenea preside esta sala en la que se puede ver el retrato del abuelo de Rubens. El suelo de baldosas es bicolor.

Sala de arte- El pintor mostraba aquí su colección de pintura y escultura, una de las más grandes de la ciudad. También era la sala donde recibía a las visitas ilustres.

Comedor- Recubren las paredes del comedor bellos paneles de cuero repujado. Colgados los retratos de su segunda esposa, Helen Fourment y un autorretrato de él mismo, va vestido de caballero, lo realizó en 1620.

Sala del ajuar- Como era tradición en la época, una de las habitaciones de la antigua casa estaba dedicada a almacenar la ropa blanca.

Jardines- En 1610 Rubens amplió su casa y lo hizo inspirándose en la moda arquitectónica italiana de la época. El jardín y su pabellón son de estilo renacentista.

Pórtico- Diseño original del pintor en estilo barroco. Su función era unir la casa antigua y la ampliación por él encargada. El friso luce escenas de la mitología griega.

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