20 de enero de 2020

FILETE CHATEAUBRIAND


François-René, vizconde de Chateaubriand (1768-1848) fue un diplomático, político, escritor francés considerado el fundador del romanticismo en la literatura francesa. Además fue un gran gastrónomo.

Era un entusiasta del solomillo de vaca, puesto en bistec, pero solo quería la parte interior, las dos tapas exteriores no le gustaban por tostadas. Así se lo explicó a su cocinero, Montmireil; éste después de mucho pensar, se le ocurrió una genial idea.

Cogió un hermoso solomillo y lo limpió de nervios y piel, cortó tres trozos en la parte central del solomillo: un trozo soberbio y dos delgados; bien sazonado el trozo más grueso, lo colocó entre los dos más delgados, haciendo éstos de tapa. Sujetó todo con unas vueltas de bramante y colocó en una parrilla sobre un buen fuego de brasas, tostándolo como de costumbre. Cuando calculó que el trozo de solomillo del medio estaba en su punto (rosado por igual) tiró las dos tapas y lo sirvió acompañado de patatas suflés, y para halagar a su amo le dio su nombre: Filete Chateaubriand.

En realidad para cocinar el verdadero filete, según su primitiva fórmula, hacen falta tres bistecs: dos que se tiran y uno que se come. En el año 1900, en el restaurante Champeaux, de Paris, cuya especialidad eran los chateaubriands, éstos costaban tres francos la pieza. Precio desorbitado para la época.

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