6 de diciembre de 2019

LEYENDA DE SAN NICOLÁS


Según cuentan las historias de siglo IX, san Nicolás, durante toda su vida, destacó por su caridad con los más necesitados y por su preocupación por los niños. Se le conocía como “epuscopus puerorum”, el obispo de los niños.

Por esas razones se le atribuyen muchos milagros. Uno de los más conocidos es el llamado de los tres hermanos. Existen varias versiones diferentes que coinciden en lo más importante.

La leyenda dice que cuando Nicolás se trasladaba a Nicea hizo noche en una posada. Después de acostarse y quedarse dormido, soñó que en esa misma posada siete años atrás se había alojado tres hermanos, hijos de una rica familia que había enviado a sus hijos a Atenas a estudiar.

El posadero, dicen algunos que cegado por la ambición y otros perturbado por el hambre, decidió asesinar a los tres chicos para robarles sus pertenecías. Después de matarlos, ocultó los cuerpos troceados en tinajas de salmuera, para irse deshaciéndose de ellos poco a poco, sirviéndolos en el menú a sus clientes.

Cuando amaneció, san Nicolás se dirigió al posadero, y con dureza le obligo a confesar el crimen, que resulto que no era el primero que cometía. Asustado y arrepentido el asesino declaró su culpa, llevando al santo hasta el barril en el que se encontraban los cuerpos.

Nicolás se inclinó sobre la tinaja y, después de hacer la señal de la cruz sobre cada uno de los cadáveres, los tres hermanos volvieron a la vida.

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