1 de noviembre de 2019

HUESHAQUINDAO EN EL PUEBLO MAPUCHE


Hueshaquindao es la ceremonia fúnebre del velatorio y entierro en el pueblo mapuche.

Cuando una persona moría en la tribu, el cadáver era colocado en una parrilla fabricada con palos delgados y resistentes en el centro del interior de la ruca y expuesto enseguida a una fumigación de yuyos (plantas naturales y medicinales).

Mientras tanto los aborígenes iban colocando al lado del fallecido carne asada, algunas ollas con comida…, ceremonia que en la antigüedad duraba alrededor de tres meses pues era el tiempo necesario para obtener chicha fresca para el consumo. Después esa ceremonia pasó a ser de cuatro días, colocando al alcance de la mano del muerto varios recipientes de barro con muday, que es una chicha que se obtiene del grano del maíz previamente hervido, tiene algo de alcohol. La utilizaban además de para los muertos, para agasajar a las visitas y como tonificante para los enfermos.

Durante ese plazo algunos parientes se imponían la tarea de caminar sin descanso por el campo, llevando cada uno una espada de madera y deteniéndose de repente para tirar puntazos al aire simulando matar al calcu (brujo malo que practica la magia negra), supuesto autor del fallecimiento. Más tarde, retiraban al muerto, que ya olía, y se formaban dos bandos, dando comienzo a un parloteo incomprensible durante un buen rato.

Cuando finalmente se callaban, uno de los asistentes se dirigía al pariente más allegado y recordaba en voz alta que se había enterado del fallecimiento y que viajando desde muy lejos, pudo llegar hasta allí para despedir y reverencias al amigo. Esta improvisación era repetida por turno por todos los presentes y diciendo las mismas frases, mientras los otros coreaban de ven en cuando: ¡eh! ¡eh! ¡eh!.

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