29 de junio de 2019

TRUFA



Los romanos conocían la trufa, esas trufas procedían de Grecia, África y sobre todo de Libia.

En el año 1780, las trufas eran muy difíciles de encontrar en París, algunas de ellas se podían encontrar en la fonda de los americanos o en la Provenza. El pavo trufado se servía únicamente en las meas de los poderosos señores o en casas de mancebas.

Los comerciantes de comestibles, las encargaban para toda la ciudad, pagándolas a buen precio y trayéndolas por correo o diligencia. Era imposible cultivarlas.

En 1823, las trufas tuvieron un gran apogeo, en todas las comidas siempre se servía algún plato trufado. Decían algunos sobre la trufa: “La trufa no es un afrodisíaco positivo; pero en ocasiones determinadas hace más tiernas a las mujeres y a los hombres más amables.

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