30 de junio de 2019

LABERINTOS



Figuras naturales, señales prehistóricas, grutas con múltiples salas y corredores, diseños naturales de ciertas conchas, circunvoluciones cerebrales o intestino: el laberinto, podemos observarlo en muchas partes, existe en estado natural. El hombre reprodujo esta forma y le dio un significado simbólico y mágico.

Símbolos laberínticos han sido observados desde todos los tiempos en los grabados rupestres, pero la primera representación verdaderamente compleja se encuentra en una sepultura neolítica excavada tres mil años antes de nuestra era cerca de Luzzanas, en Cerdeña.

Además de en Creta, se han encontrado laberintos en Tintagel, en Cornualles, grabados sobre megalitos que datan entre 1800 y 1400 años antes de nuestra era, en Tell Rifaat, en siria, en la misma época y, algunos siglos más tarde, en Pontevedra, Galicia. Las civilizaciones griegas y luego las romanas los reprodujeron por todas partes.

El laberinto apareció en la iconografía cristiana, como en el claustro de Todos los Santos en Chalons sur Mame, Francia, e incluso sobre el pavimento de la catedral de Chartres. En los jardines de los siglos XVII y XVIII el laberinto se vuelve lúdico. Los indios hopi de Nuevo México ven en él el símbolo mágico de un renacimiento espiritual. El laberinto constituye un rito de iniciación, que conduce a un lugar central de cita, última prueba en donde el hombre se encuentra confrontado a un espejo.

Los laberintos más famosos del mundo:


El Longleat Hedge Maze, en el oeste de Londres.
Il Labirinto, en Villa Pisani, afueras de Venecia, Italia.
El Ashcombe Maze, en Australia.
Laberinto de la catedral de Chartres, Francia.
Laberinto de Horta, Barcelona, España.
Laberinto de Reignac Sur Indre, Francia.
Laberinto Dole Plantation, Hawai.


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