18 de junio de 2019

HISTORIAS CON ARTE



La estatua más famosa de la antigüedad, la Afrodita de Praxiteles, esculpida en el siglo IV a. C., tenía una melliza casi idéntica. La diferencia era que la segunda Afrodita, que se levantaba en Cos, estaba vestida. La Afrodita desnuda permaneció durante siglos en el punto más alto de Cnido, que se encontraba en el extremo de una península en el sudoeste lejano de Turquía.

Después de pintar su obra más célebre “Desnudo descendiendo por una escalera”, que fue la causa de una gran controversia cuando fue exhibida en la exposición Armony de Nueva York en 1913, el cubista francés Marcel Duchamp abandonó la pintura en favor de la escultura confeccionada, tal como objetos encontrados. Después abandonó completamente el arte en favor del ajedrez en los últimos 40 años de su vida.

Carlos Willson Peale, retratista norteamericano que pintó siete veces del natural a Jorge Washington, también hizo para él novedosas dentaduras: dientes de alce montados en plomo.

Los artistas consideran que los colores básicos son el amarillo, el rojo y el azul; pero los hombres de ciencia dicen que son el rojo, el verde y el azul. Ninguna combinación de pigmentos rojo, verde y azul producirá amarillo. Sin embargo, sin un haz de luz roja y otro de luz verde se yuxtaponen, el resultado es amarillo. La respuesta a este dilema reside en los modos diferentes en que se obtienen los colores con la luz y con los pigmentos.

Cuando ganó 100 000 francos en la lotería estatal, comprada en el Crédit Foncier en 1891, Claude Monet se hizo independiente económicamente. Pudo entonces vivir como quería hacerlo, vagando y pintando el campo francés.

Cuando la belleza más famosa de París, Madame Virginia Avegno Gautreau, fue presentada por el pintor realista Juan Singer Sargent en su obra maestra Madame X, exactamente como era, superficial, egocéntrica, vestida de manera inmodesta, el público se escandalizó, Madame Gautreau se puso histérica, y el pintor fue obligado a retirarse a Londres.

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