23 de junio de 2019

FALACIAS EN LA HISTORIA



Samuel F. B. Morse no invento realmente el telégrafo. Logró obtener toda la información requerida para el invento del físico norteamericano Joseph Henry, y más tarde negó que Henry le hubiese ayudado, Henry probó fácilmente lo contrario en un tribunal. Morse un buen promotor y exprimió al Congreso 30 000 dólares para construir la primera línea telegráfica de Washington a Baltimore, en 1844. El alfabeto Morse si lo inventó él.

Los Padres Peregrinos no construyeron cabañas de troncos, ni usaban sombreros negros con copa cónica y con una cinta con hebilla de plata.

James Watt no inventó la locomotora de vapor; lo hizo Tomas Newcomen en 1712. En 1778, más de 70 máquinas Newcomen estaban bombeando solo las minas de Cornualles. Cuando se pidió a Watt que reparase una locomotora de Newcomen, inventó una máquina modificada que era mucho más eficaz y que podía ser utilizada para hacer girar ruedas. Esta locomotora de vapor modificada fue tan útil, que la máquina anterior de Newcomen quedó en el olvido.

La célebre pintura de Emanuel Leutze titulada “Washington cruzando el Delaware” es falsa en casi todos sus detalles históricos. Entre las falsedades están la bandera norteamericana, que no fue adoptada hasta después del suceso, y el tamaño de la embarcación, que era en realidad mucho mayor.

Lloyd’s de Londres, la asociación más conocida de aseguradores marítimos, no suscribe seguros de vida.

“La doctrina que la Tierra ni es el centro del universo no está inmóvil, sino que se mueve, incluso con una rotación diaria, es absurda y falsa, tanto filosófica como teológicamente, y es un error de fe”. Esta fue la redacción de la decisión de la Congregación Romana contra Galileo.

Albert Einstein, a quien se le otorgó el Premio Nobel de Física en 1921, no fue premiado por su famosa teoría de la relatividad, publicada 16 año antes, sino por su obra menos conocida sobre el efecto fotoeléctrico.

Hasta la época de Galileo, un argumento muy utilizado era que si la Tierra se moviera, y si en realidad rotase sobre su eje, las aves serían arrastradas, las nubes serían dejadas atrás y los edificios se derrumbarían.

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