23 de marzo de 2019

LA AJETREADA VIDA DE FRANCIS TUMBLETY



Francis Tumblety (1833-1903) ganó una pequeña fortuna haciéndose pasar por un curandero indio en Canadá y Estados Unidos. Toda su familia, padres y diez hermanos, emigraron a Nueva York, cuando él era un bebé.

A los diecisiete años, empezó a trabajar de vendedor de libros, parece ser que pornográficos. Ese mismo año se fue de casa y no volvió en diez años. Se inició en la medicina en Detroit y decía ser un gran médico, aunque no pasaba de un simple charlatán. Vendía medicinas patentadas por él, como píldoras de raíz india del Dr. Morse, y empezó a ser conocido por su extraña ropa, que solía ser ropa militar.

Después de la muerte de un paciente en Boston, escapó de la justicia. En 1865, fue detenido como cómplice en el asesinato de Abraham Lincoln, pero fue liberado sin cargos después de pasar tres semanas en la cárcel.

Odiaba a las prostitutas, culpando de su misoginia a su fracasado matrimonio con una de ellas. Tenía una gran colección de órganos reproductores femeninos guardados en frascos de formol y estaba orgulloso de que pertenecían a todo tipo de mujeres.

Durante uno de sus viajes a Inglaterra conoció al escritor victoriano Hall Caine con el que mantuvo una relación amorosa. La policía de Londres lo arrestó en 1888 acusado de indecencia, por ejercer la homosexualidad, ilegal en ese momento. Por ese tiempo se rumoreó que podía ser Jack el Destripador. En espera del juicio huyó a Francia, para pasar a Estados Unidos donde ya se le conocía por su posible conexión con el Destripador. Los periódicos de la época publicaron que Scotland Yard intentó extraditarlo, pero no fue confirmado. Tampoco había ninguna prueba contra él.

Tumblety publicó un panfleto titulado “Boceto de la vida del excéntrico y más famoso médico del mundo”, en el que rebatía los rumores difamatorios de la prensa contra él, pero omitiendo los cargos penales y las detenciones.

Además, fue sospechoso de los crímenes de Whitechapel, pero, sus rasgos físicos no probaron ni estos asesinatos ni que fuera Jack el Destripador.

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