1 de febrero de 2019

PERSONAJES Y SUS HISTORIAS

En la inauguración de un nuevo templo, el rajá Nara Narayana, de Assam, India, sacrificó 140 hombres y les cortó la cabeza. Fueron depositadas en bandejas de cobre, porque no había suficientes de oro, para ofrecérselas a la diosa madre Kali. El incidente ocurrió en 1565. Tal era la afición del pueblo por las cabezas, que las jóvenes no aceptaban casarse con ningún hombre que no hubiera logrado arrancarle la cabeza de cuajo a una joven de una aldea vecina.

El astrónomo danés Tycho Brahe se batió en duelo con un compañero de estudios, que le cortó la nariz casi por completo. Brahe llevó una postiza durante el resto de su vida, estaba fabricada en oro y plata.

Louise May Alcott, autora de Mujercitas, odiaba a os niños. Escribió su famosa obra solo por dinero.

La última voluntad del filósofo inglés Jeremy Bentham fue que le enterraran sino que plantaran su cadáver disecado como un árbol, en el camino de entrada a una mansión rural. Este deseo no se cumplió. En lugar de eso, su esqueleto se conserva en el University College de Londres, sentado y vestido con su ropa.

Erzsébet Bathory, condesa húngara, asesinó a lo largo de su vida a 650 doncellas, tras lo cual le sacaba la sangre y se bañaba en ella. De esa manera creía poder conservar su belleza y juventud para siempre. Se la conoce como la condesa sangrienta.

Marco Licinio Craso era el hombre más rico de la ciudad de Roma, ese dinero era debido al alquiler inmobiliario. Organizó el primer servicio contra incendios de la antigua Roma. Para que sus bomberos tuviesen asegurado el trabajo, creó la brigada de incendiarios.

George Eastman, fundador de la empresa Kodak, odiaba que le hicieran fotografías.

Sigmund Freud fumaba entre quince y veinte puros al día. A los 67 años contrajo un cáncer de mandíbula, pero siguió fumando. En sus últimos 16 años de vida, fue intervenido 31 veces. Murió en 1939 cuando su médico a petición suya le inyectó una dosis fatal de morfina.

Jean-Basptiste Lully fue el músico más destacado en la corte de Luis XIV de Francia. En el año 1687, mientras dirigía la orquesta de palacio, marcaba el compás en el suelo con el bastón. Durante una actuación se hirió con la punta del bastón en un dedo, pero no quiso que los médicos lo examinaran. La herida se gangrenó y acabo muriendo.

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