2 de febrero de 2019

LOUIS-SÉBASTIEN LENORMAND Y EL PARACAÍDAS

Louis-Sébastien Lenormand (1757-1837) es recordado como el primer hombre que consiguió descender con un paracaídas, palabra que el mismo inventó. Después de ensayar los saltos desde un árbol con la ayuda de un prototipo fabricado con dos paraguas, lo perfecciono y, el 26 de diciembre de 1783, saltó desde la torre del observatorio astronómico de Montpellier, ante una gran multitud, entre los que se encontraba Joseph Montgolfier, el que más adelante inventó el globo aerostático.

Utilizando un paracaídas de unos cuatro metros de diámetro con una estructura rígida de madera y forma de paraguas, salto al vacío.

Después de su salto público, Lenormand se empeño en demostrar la base científica de su invento. Por esa razón, tomó los hábitos y se convirtió en un monje cartujo, instalándose en el monasterio de Saïx, lo que le permitió seguir con sus estudios.

Durante la Revolución Francesa, renunció a su condición de monje, se casó y se trasladó a Albi para enseñar tecnología en un colegio fundado por su suegro.

En el año 1803, se trasladó a París, donde comenzó a trabajar en la oficina de impuestos, adscrita al Ministerio de Hacienda. En ese tiempo empezó a publicar en algunas revistas tecnológicas, al mismo tiempo registraba numerosos inventos, entre otros un bote a pedales, un reloj (que se instaló más tarde en la Ópera de París) y un sistema de alumbrado público.

Cuando lo despidieron de su trabajo en 1815, se dedicó a la edición de algunas revistas y publicaciones tecnológicas, incluso un diccionario tecnológico en veinte volúmenes, que se publicó entre 1822 y 1837. En 1830, regresó a Saïx se divorció y volvió al monasterio hasta su muerte como el Hermano Crisóstomo.

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