27 de enero de 2019

VIVIENDAS ÍBERAS Y CELTAS


El espacio central de la vida familiar íbera era la casa, allí no solo cocinaban, comían y dormían, sino que también se llevaban a cabo actividades artesanales y metalúrgicas, e incluso cultos a ancestros y divinidades. Al construir las viviendas se sacrificaban animales como ofrenda y sus restos se depositaban bajo los cimientos. Los niños también eran enterrados allí.

La construcción rectangular se realizaba mediante un zócalo de piedra y paredes de adobe. Por lo general había varias estancias e incluso edificios de dos alturas. En medio de la habitación principal se situaba la hoguera que servía para cocinar y calentar la estancia.

Las camas eran de madera o de piel y estaban cerca del fuego. En las estanterías de un pequeño almacén doméstico guardaban las piezas de cerámica y conservaban todos los alimentos.

La vivienda celta, sobre todo en el norte de la Península, era de pequeñas dimensiones, planta circular, pocos muebles y no tenía habitaciones. Todo el día a día se desarrollaba en un mismo y reducido ambiente. Las paredes eran de piedra, el suelo de tierra y el techo de paja.

Como en el hogar íbero, los celtas también encendían un caldero en el centro de la casa. En el exterior cavaban a menudo un hoyo que rodeaba la vivienda y servía para almacenar los cereales.

0 comentarios :