12 de noviembre de 2018

ALEJANDRO DUMAS Y LA COMIDA ESPAÑOLA-2


Alejandro Dumas, viajó por España en octubre y noviembre de 1846. La razón de ese viaje fue su trabajo como cronista oficial a la boda del duque de Montpensier Antonio de Orleans, hijo menor del rey de Francia Luis Felipe I, con la infanta María Fernanda de Borbón, hermana menor de la reina Isabel II de España. Parece que no le gusto mucho ese viaje ni tampoco los españoles según se puede leer en el siguiente texto:

“Para que no sirva de admiración ni se extasíe nadie ante la sobriedad de los españoles, diré que ésta no existe, pues para cuando coman su puchero, a las dos de la tarde, el español medio se habrá ya tomado su chocolate a las seis de la mañana, un par de huevos fritos a las once, a las seis de la tarde volverá a tomar chocolate, que se completará con bizcochos y helados, y a las once de la noche cenará con un guisado tan de institución como el puchero en una casa ordenada.

Este guisado se compone de carne de vaca o, ternera con patatas; se pone en el fuego a la hora de la comida para comerlo a las once de la noche, y tan solo se difiere de otro guisado similar en que se pongan las patatas a cocer con la carne o que, previamente asadas, se añadan en el momento de servirla. Ésta es la comida corriente de Castilla, esa buena Castilla que hemos recorrido con Don Quijote y Sancho Panza, pidiendo, cual ellos, leche y queso a la urraca.

En Galicia el yantar varía, y lo que encuentra el viajero no es ya el puchero; es el caldo. Y en vez de ese chocolate espeso propio de las dos Castillas, hallaréis un chocolate claro, y si tenéis la desgracia de atravesar por Galicia, tal cual hice, id prevenidos.

En el patio de la fonda donde arriba la diligencia, lo mismo que en las estaciones del ferrocarril, os aturdirán con sus gritos los enviados de sus fondas respectivas, que procurarán embaucaros para que los sigáis; pero antes enteraos bien, de lo contrario estáis expuestos a ir a parar a una espantosa posada que disfrazaran con el nombre de casa de huéspedes, donde no tendréis un chocolate potable, ni caldo comestible, ni cama apropiada.

Si por el contrario, dais con el enviado de un buen hotel que os haya sido recomendado por una persona conocida, no comeréis en Galicia ni peor ni mejor que en las demás regiones.

Yo recomiendo que antes de viajar por España se vaya a Italia; Italia es una buena transición entre Francia y España. En Italia se come mal, y los buenos hoteleros dicen: “Monsieur, tengo un cocinero francés”. En España, donde se come abominablemente, el hotelero le diría: “Monsieur, nuestro cocinero es italiano”.


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