26 de septiembre de 2018

RELIQUIAS DE LA CATEDRAL DE CHARTRES


Un lugar sagrado como la Catedral gótica de Chartres, en la ciudad de Chartres, en el centro oeste de Francia, asociado al culto de la Virgen en la Edad Media, contaba con algunas reliquias excepcionales y hechos milagrosos.

En la cripta se abrió el pozo de los Santos Fuertes, cerca del que se encuentran un altar y un nicho que albergaba hace años a una Virgen negra. El culto a esta figura se remontaba a los galos. Según parece representaba entonces a Belisama, la diosa madre. El conjunto, llamado el “sitio fuerte”, quizás porque la población se refugiaba ahí en caso de peligro, dio origen a muchas leyendas. Los enfermos iban a acostarse allí para sanar. Durante una gran epidemia hacia el año 1000, el obispo Fulbert habría sanado por una gota de leche que la Virgen habría depositado sobre su boca.

En el 876, el rey Carlos el Calvo llegó en peregrinaje y ofreció el “velo de la Virgen”: una camisa que María habría utilizado durante su embarazo y que fue salvado posteriormente del incendio de finales del siglo XII. En 911, Chartres estaba sitiada por el duque normando Rollon y el clero intentó una salida llevando la preciosa camisa a modo de bandera. Los normando, presas del pánico, abandonaron en el acto el sitio de la ciudad, que estaba a punto de caer.

Chartres poseía en la Edad Media otras reliquias veneradas: además de la gota de leche de Fulbert, cuidadosamente conservada, el tesoro contenía restos de los santos Piat y Taurin, invocados y de acuerdo a las necesidades, para atraer el buen tiempo y la lluvia.

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