21 de septiembre de 2018

LONGEVIDAD EXTREMA


Desde antiguo, la historia nos da a conocer la existencia de personas que sobrepasaron ampliamente la esperanza de vida de sus épocas.

Según los escribas en las Escrituras, le atribuyen a Matusalén una longevidad de 969 años. También cuentan que su bisabuelo Adán, vivió 930 años, su abuelo Set, 912 años, y su padre Henoch, 305 años. Parece ser que Henoch no murió sino que fue llevado por Dios después de una vida perfecta. Al hijo de Matusalén, Lamech, le confieren solo 177 años, pero su descendencia recuperó la longevidad con Noé, el héroe del Diluvio que murió a los 950 años.

Según los expertos existe una explicación sobre esas longevidades tan extraordinarias. La primera dice que los años que se le atribuyen a los patriarcas son, en realidad, el número de meses de sus vidas, obteniendo de esa manera alrededor de 77 años para Adán, 76 para Set, 81 para Matusalén, 30 años para Henoch y 79 para Noé. Aunque según este cálculo Lamech solo habría vivido 15 años.

Según otra teoría de los especialistas de la Biblia, estas vidas habrían sido inventadas para establecer genealogías sin lagunas que cubrieran con pocos nombres largos períodos prehistóricos. Esta manera de actuar se repite con el sacerdote caldeo Beroso, quien en su “Historia de Babilonia”, escrita alrededor de 280 años antes de Cristo, afirmaba que los reinados de los diez reyes de las épocas fabulosas no abarcan menos de 432 000 años.

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